El profesor suplente escribía en el pizarrón, tratando de no hacer ruido. La clase parecía una mera formalidad, mientras un murmullo constante de voces bajas y risas ahogadas llenaba el aula. Las cabezas estaban más inclinadas hacia los chismes que hacia las ecuaciones, como si los números fueran simples garabatos sin sentido.
—Lo vieron en Nueva York... con una actriz de cine —se escuchó desde una esquina, lo suficientemente alto como para captar la atención de varios.
—No, no, fue en Los Ángeles, en un restaurante de lujo —replicó alguien más, con la seguridad de quien se cree dueño de la verdad.
El profesor apretó el plumón en su mano, esforzándose por ignorar los murmullos. "No debes sobresalir. No debes llamar la atención", se repetía, mientras sus trazos en el pizarrón se volvían más rígidos. De repente, el plumón se rompió con un chillido agudo que hizo que todos en la clase se estremecieran. Pero, aunque el sonido había sido molesto, los susurros no se detuvieron; de hecho, parecían más fuertes que cualquier fórmula escrita.
Ranpo, recostado contra la pared del fondo, sonrió al escuchar los chismes. Sin molestarse en bajar la voz, se acercó al grupo que cuchicheaba.
—¿Y qué más dicen? Seguro que lo está pasando en grande mientras nosotros nos rompemos la cabeza con esto, ¿no?
—Es Dazai, después de todo —respondió uno de los chicos, bajando la voz, aunque sin poder contener la emoción—. Siempre tan impredecible... aunque se dice que esta vez está metido en problemas serios.
Ranpo ladeó la cabeza, su sonrisa se ensanchó al tiempo que su mirada se dirigía al profesor, que permanecía inmóvil frente al pizarrón. El plumón roto en su mano era la única señal de la tensión en el ambiente. No necesitaba volverse para saber que todos en la clase lo observaban.
El nuevo profesor había comentado que el rendimiento en física era desastroso, que casi nadie entendía lo que hacía. Para Ranpo, esas palabras eran solo la punta del iceberg; había algo más detrás de todo esto. Algo que tenía que ver con Dazai. Todo estaba conectado, como siempre.
—Bueno, no es de extrañar —soltó Ranpo, lo suficientemente alto para que todos lo oyeran—, sin Dazai, todo aquí se desmorona.
Finalmente, el profesor se giró. Sus ojos recorrieron la clase, deteniéndose un segundo en cada uno de los estudiantes. Tenía una mirada afilada y profunda, ojos azules que parecían ver más allá de las palabras. Su cabello castaño rojizo capturaba la luz de manera hipnótica, añadiendo una presencia imponente a pesar de su baja estatura.
El murmullo se desvaneció. Ranpo, con su habitual aire despreocupado, solo se encogió de hombros, como si no hubiera dicho nada relevante.
—Si tienen tanto interés en los rumores —dijo Chuuya, con un tono controlado pero cargado de sarcasmo—, tal vez deberían concentrarse en resolver este problema en lugar de preocuparse por lo que hace ese alumno irresponsable.
El silencio se hizo más profundo. Nadie se atrevió a responder. Ranpo lo observaba, sus ojos brillando con curiosidad, mientras Chuuya volvía a enfrentar el pizarrón.
Dios, ¿es posible odiar a alguien sin siquiera conocerlo? Chuuya conocía esa respuesta, y la suya era definitivamente un sí.
[...]
Dazai llegó al colegio a deshoras, justo cuando el bullicio del almuerzo llenaba los pasillos y el comedor. Caminaba con su típico aire despreocupado, saludando a algunos estudiantes en su camino, hasta que vio a Atsushi en una mesa, rodeado de varios compañeros. Sin dudarlo, se unió a ellos, dejando caer su mochila en una silla vacía.
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TRUE INTENTIONS: THE SUBSTITUTE
FanfictionDazai Osamu, un joven actor con problemas que está atrapado en la escuela secundaria, es un maestro de la manipulación, acostumbrado a doblegar a todos a su voluntad. Pero cuando el enigmático maestro sustituto, Chuuya Nakahara, se resiste a sus tru...