Una Diosa de la Justicia y la Paz.
Un Ser olvidado por el Tiempo y la Mente.
El Caminante Solitario Y La Arconte Hydro tendrían que unir sus fuerzas y sus esfuerzos para salvar Fontaine, pero como en todo hay retos, y esta vez tendrían que ir en con...
Los codos de Furina, cubiertos en una esbelta capa de telas que la cubrían del frío extremo que ocurría en la región Cryo; la nieve y el extremo viento caía con demasiada fuerza, ocasionando que tuviera que cubrir su cabeza con una capucha de plumas que la mantenían levemente calientita.
Furina vio desde el alto de una colina al mismo castillo por el que venían a infiltrarse, la mayor sede de concentración de los Fatui en Teyvat, el lugar que probablemente los vio nacer; Snezhnaya era una de las regiones más enigmáticas de Teyvat, y poca gente realmente podía decir algo sobre lo que ocurría dentro de ahí.
Levemente al lado de ella cayó Sycamore, viendo de frente el enorme castillo con una mirada interesada; levemente sacó un enorme resoplido que ocasionó que leve humo frío saliera de él. - Parece que hay guardias en la entrada... demasiados... -
- Eso es normal...? - Susurró Furina mientras trataba de calentar sus manos con su aliento.
- Esa cantidad? No... parece que llevan esperando que entremos por la pieza... - levemente retiro su sombrero de su cabeza, gruñendo. - Hay una entrada por la cúpula, la ves...? - Levemente apuntó a la cúpula derecha del enorme castillo.
Furina asintió rápidamente. - La veo! -
- Solía usarla yo mismo para salir a despejarme de las mierdas que hacían... - Explicó el chico mientras comenzaba a colgar su mochila en su espalda, y ajustarla. - Tendremos que ir rápido... dentro ya podremos camuflarlos... -
Furina asintió; levemente mantuvo su mirada en el castillo, apretando sus nudillos con leve fuerza, no pudiendo evitar que un resoplido saliera de ella con el viento chocando fuertemente en su rostro. - Layla se sacrificó para que pudiéramos llegar acá... -
Sycamore levemente ladeó su cabeza hacia ella; notó rápidamente su expresión llena de tristeza y leve culpa, y no podía culparla, carajo que no podía hacerlo, porque el se sentía igual...
Por qué lo último que escuchó de Layla, fue una confesión amorosa hacia el, y el no hizo nada más que ver cómo ella los salvaba.
Furina negó fuertemente, para así colocar una expresión más seria; miro a su esposo de frente, y hablo. - Hagamos esto... salvemos a Fontaine... salvemos a Layla... y vamos a casa... -
Sycamore levemente vio el rostro de Furina, ese rostro que pasó de un momento de culpa y soledad a uno de completa determinación y valentía; su esposa era más de lo que todos decían sobre ella, siempre fue más de lo que todos decían sobre ella.
Sycamore asintio. - Esa es mi chica... -
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