Epilogo

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- Y... eso es todo... - El Hombre lentamente cerró un libro con calma, bajándolo hasta su escrito y colocando una expresión seria. - ... Alguna duda? -

Los alumnos levemente se miraron entre sí, como si su mente hubiera sido volada de la magnitud de aquella clase que habían tenido; levemente voltearon de nuevo al profesor, para así negar en unísono y lentitud.

El profesor levemente sonrió, para así asentir. - Bien... pueden irse a sus hogares... - Susurró mientras se sentaba en su silla. - No olviden leer las paginas 34 y 56, el examen vendrá la siguiente semana... -

Algunos alumnos resoplaron, otros asintieron en emoción listos para continuar sus actividades en casa y prepararse para la prueba de aptitud; El hombre levemente sonrió, aquellos alumnos eran buenos niños, simplemente les hacía falta un leve empujón.

Cuando el último de estos salió, simplemente se dispuso a acomodar sus cosas para irse el mismo a su propio hogar; lentamente tomó un puñado de hojas de su escritorio que movió hacia uno de sus cajones bajos.

Levemente notó su mano, al dejar los papeles; sus uniones y articulaciones eran inexistentes, tal y como la Raiden le había explicado, no contaba que sería más rápido de lo que él mismo esperaba.

Pero no solo había una fina mano, no, había arrugas, signos de envejecimiento; Sycamore no podía explicar en palabras la cantidad de felicidad que sintió cuando vio su primera arruga en su cuerpo, junto con Furina que al ver la primera arruga en su rostro rápidamente se dirigió a la mejor estética para deshacerse de ella.

Rio levemente mientras negaba, su esposa era un tema completamente distinto que amaba aprender.

Toc!

Toc!

Toc!

- Ey! Don Sombrero! Llegamos! -

Sycamore suspiró levemente, volteando por detrás de su espalda con algo de obviedad. - Te e dicho que no me digas así, Mini Durin... es un apodo muy-

- Anticuado? - La voz de su esposa entre risas habló, mientras se colocaba recargada en el marco de la puerta de su aula de clases.

- Iba a decir tonto, muchas gracias... - Sycamore suspiró, levantando su mochila del suelo, colgándola entre su cuerpo.

Lentamente miró detrás de él; su esposa tan bella como siempre llevando su tan característico y bello uniforme azul y negro, y a su lado había un pequeño dragón sienten con ojos saltones que sobrevolaba con emoción.

Una historia algo larga, y que merecía su propia anécdota para contar, pero Sycamore prefería guardarla para las celebridades; levemente se acercó a su esposa, para así acariciar la cabeza del dragón levemente y darle un leve beso a su esposa en las mejillas.

- Creí que estarías en tu grabación... - Susurró Sycamore mirando a Furina, la cual sumió sus hombros.

- Hoy solo tendríamos que grabar una escena, nada del otro mundo... - Susurró Furina con una sonrisa algo orgullosa. - Y claro que la grabamos rápido, soy la mejor directora de Fontaine! -

- Ajá. - Dijeron Mini Durin y Sycamore al mismo tiempo; Furina simplemente los vio con una vena en su frente.

- Par de groseros! - Furina suspiró, para así negar y levantar su rostro con una sonrisa. - Además, le prometimos a Mini Durin que lo llevaríamos cuando vayamos a adoptar a su hermano, o no...? -

~ Wanderers Of The Water And The Wind ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora