❛1. Huerfano sin correa es de quien lo vea❜

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19 de diciembre de 194410:54 pmOficina del director, Hogwarts

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19 de diciembre de 1944
10:54 pm
Oficina del director, Hogwarts.

Que buena está la galleta, fue lo primero que pensó Harry, mientras saboreaba el dulce bocado que había resistido después de todo el desastre que acababa de pasar. Ahí estaba, recostado en el mullido sillón de la oficina de un tal Armando Dippet, quien se presentó como el director del colegio. Comiendo una galleta con té mientras observaba al director hablar con alguien por teléfono –¿esta gente usa teléfono?- de cable.

Y no lo malentiendas, Harry está eufórico por dentro y ya hubiera destruido esta oficina si tuviera su varita. Pero el director se la quitó en cuanto lo vio aparecer. Ya me la pagarás Santa Claus, te voy a dejar la nariz como Rudolf el reno, pensó resentido durante que tomaba su té. Que por cierto, estaba increíble.

Miró alrededor, evaluando la oficina que era mucho más ordenada que la del buen Dumbledore. Estaba llena de muebles de madera oscura y un gran escritorio de caoba se erigía en el centro, atiborrado de plumas, tinteros, pergaminos y unos cuantos artilugios mágicos. Harry rezaba porque no estuvieran malditos. Detrás del escritorio, una silla de respaldo alto, forrada en terciopelo verde.

Las estanterías que cubrían las paredes estaban llenas de libros antiguos de cuero que, según Harry, probablemente contenían rituales satanicos. Tapices en tonos fríos colgaban de las paredes, y varios retratos de viejos directores lo observaban como si hubieran visto a un fantasma... o al próximo alumno a suspender sus exámenes de Transformaciones, quién sabe. Sin embargo, uno en particular lo miraba con más intensidad que Harry cuando intentaba leer la tabla periódica.

¿Y este viejete?, pensó, frunciendo el ceño al notar que el hombre del retrato se rascaba la barba como si estuviera en pleno trance filosófico. Harry intentó leer la pequeña placa bajo el retrato, pero ¿cómo iba a hacerlo si su vista era peor que la de un topo? Movió la cabeza rápidamente cuando escuchó que el director regresaba a su escritorio. Armando Dippet se acomodó en su silla, con una mirada entre sorprendida y desconcertada. Harry no lo culpaba, no es como si fuera algo normal que un chico cayera del techo, ¿sabes?

–Dijiste que te llamabas Harry Potter –le soltó Dippet, con una entonación más de pregunta que de afirmación.

Harry asintió.

–Y naciste en mil novecientos ochenta, ¿verdad?

Otro asentimiento, mientras Harry se mantenía quietecito, observando cómo el director giraba su silla para maldecir en algún idioma que parecía sacado de una película de alienígenas. En el nombre del Señor, yo te reprimo, oró mentalmente Harry, recordando las extrañas reacciones de su tía Petunia cada vez que escuchaba lenguajes raros en la tele.

Dippet volvió a mirarlo con una expresión de quien parece estar a punto de revelar un gran secreto. ¿Me va a decir que Santa no es real?, pensó Harry, viendo la expresión tensa del director.

❛Tiempo Pasado❜      . . . . . HpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora