Capítulo 09

354 47 0
                                    

 El cielo ese día era un poco fúnebre por el gris que se posaba en el cielo pero igual eso era ignorado por el brillo de las flores que crecían

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El cielo ese día era un poco fúnebre por el gris que se posaba en el cielo pero igual eso era ignorado por el brillo de las flores que crecían. Jennie y Lisa estaban en los últimos preparativos antes de emprender su viaje a Tailandia, donde conocerían a los padres de la mayor. Cada movimiento estaba cargado de expectación y, a la vez, de un toque de nerviosismo que flotaba en el aire como una nube ligera. Kuma, su pequeño perro, observaba desde el regazo de Jennie con ojos llenos de curiosidad, como si supiera que algo especial estaba a punto de suceder.

—¿Lista para el mejor viaje de nuestras vidas? — cerró el baúl con un golpe firme antes de dar una vuelta alrededor del auto y acomodarse en el asiento del conductor.

—Más que lista — Jennie le dio sonrisa que escondía un leve temblor en los labios mientras acariciaba a Kuma, quien movía la cola enérgicamente—. Estoy emocionada de conocer a tus padres, y también de ver Tailandia a través de tus ojos.

Lisa le lanzó una mirada llena de ternura, consciente del torbellino de emociones que la castaña debía estar sintiendo. Se inclinó hacia ella y, con una suavidad que parecía destinada a calmar cualquier inquietud, la besó en la frente.

—Mis padres van a adorarte, Jen. Pero si por alguna razón no lo hacen, ya tenemos un plan de respaldo: nos mudamos a la jungla con Kuma y vivimos como reinas salvajes —bromeó, intentando aliviar la tensión que percibía en su novia.

Jennie dejó escapar una carcajada. Se imaginó a las dos viviendo entre la naturaleza, lejos del bullicio de la ciudad, con Kuma como su fiel compañero. Aunque la idea era absurda, el solo pensarlo le arrancó una sonrisa genuina.

—¿La jungla, eh? —dijo, con una chispa traviesa en los ojos—. Supongo que podría acostumbrarme a vestir hojas y trepar árboles.

Lisa se unió a la risa, encendiendo el motor y dejando que la música de Coldplay llenara el espacio. Mientras se alejaban de su hogar, el ambiente en el auto se volvió cálido y acogedor.

—¿Qué es lo primero que quieres hacer cuando lleguemos? — Lisa mantenía una mano en el volante mientras lanzaba una mirada curiosa a su novia.

—Quiero probar toda la comida callejera que puedas encontrar —respondió, sus ojos brillando de entusiasmo—. También quiero visitar los templos de los que tanto hablas y pasar tiempo con tu familia. Quiero entender todo lo que hace que Tailandia sea tan especial para ti.

Lisa sonrió, su corazón llenándose de calidez al escuchar las palabras de Jennie. Había tantas cosas que deseaba compartir con ella, tantos lugares que habían formado parte de su vida y que ahora quería que formaran parte de la de la bajita también.

—Te prometo que te llevaré a todos esos lugares y más —dijo, su voz llena de una emoción contenida—. Quiero que veas las playas, Nini. Son un paraíso, y no puedo esperar a ver tu reacción cuando pongas un pie en la arena blanca.

hands! | jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora