Conviviendo los 20

28. A mas no poder

Y allá iban, el resto de pilotos en busca de los que se perdieron.
Las señas que dio Daniel le sirvieron a Checo para darse una idea de donde estaban, para eso tuvieron que tomar otro autobús, recordemos que sus autos están descompuestos.
De puro milagro iba medio vacío, la gente no le presto atención ya que era común que en esa parada se subieran muchas personas.

— Yo me encargo.— Checo sacó un billete de su cartera.— Buen día, 25 boletos por favor

La cara del chófer fue la mejor parte, como que 25 boletos. Se hizo a un lado para poder ver a las personas detrás del mexicano.

— Somos una familia numerosa.— Pato le sonrió y busco un asiento

Para algunos no fue la gran cosa, para Lance y George era su perdición.

— Agarranse fuerte.— les advirtió Checo

Cuando subió el último piloto ni siquiera espero a que se acomodara, avanzo, tomando desprevenidos a los que iban de pie.
Valtteri, Oscar, Pepe y Fernando por accidente aplastaron a un señor que iba dormido.
Algunos otros si pudieron alcanzar asiento.

Lance volteaba hacia todos lados, muy curioso por su alrededor.
Iban saltando en los baches y frenando de golpe, adrenalina pura.

— Ya me hacía falta poner en peligro mi vida.— comentó Charles muy feliz

— Ora si no traes vacas.— le gritó Max al chófer.— Viste que aprendí a decir eso por ti.— le guiñó un ojo al mexicano

Hasta se les olvido que sus criaturas estaban perdidas.

Los pilotos perdidos ya se estaban comenzando a desesperar pese a que no llevaban mucho tiempo ahí.
Solo daban vueltas en el mismo lugar y juzgaban a Rafael por no saber como regresarse.

— ¿Seguro que no sabes en donde estamos?.— Daniel se movía de un lado a otro

— Que no, ya les dije. Tampoco es que conozca todo México

— Deberías.— le contesto Ollie sentando en la banqueta.— ¿Dónde están Charles y Carlos cuando más los necesito?

— No seas dramático, a mi si me gusta aquí.— Franco traía comiendo una quesadilla

— ¿De dónde sacaste eso?.— Paul se acercó y le quito un pedazo.—  Esta buena eh

— Lo sé, una señora me la dio.— siguió comiendo

— No deberías aceptar comida de extraños

— Que lastima, ya me la acabe.— se encogió de hombros

— Ademas, cómo vas a negar una quesadilla.— Rafa casi se volteó como el exorcista.— Jamas le faltes el respeto a las quesadillas.— se acercó a Lando

— Ya me sueltas por fis

— Ay sí, perdón.— sonrió y le acomodó la camisa

El camino para los otros pilotos era un poco caótico, porque seguian subiendo personas, más las que estaban sentadas y que se querían bajar, era todo un show, empujaban a los pobres pilotos de pie.

Le toco la mala a Carlos, quien iba hasta atrás casi pegado a la puerta; cuando alguien se bajo el español tuvo que bajarse también, para comodidad. Lo que no contó fue que el autobús avanzaría dejando al piloto atrás.

— ¡Oiga!.— salió corriendo detrás.— ¡Esperenme!

Charles fue al rescate, se tuvo que levantar y acercarse al chófer para poder detenerse.
El pobre español estaba sudado y muy cansado de la corredera, fácil corrió unas dos calles.