41. 20 y más

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Los pilotos no esperaron más y corrieron hacia el antro, claro tuvieron que gastar en sus pasajes ya que no tenían auto.

— 600 pesos el Didi.— Max veía la tarifa en su teléfono.— Pero me van a oír esos

— Castigalos hasta que se hagan viejos.— Nico daba ideas.— No le puede acelerar.— le pidió al conductor

— Sí oiga, se me puede ahogar la criatura.— Checo señaló la cajuela

— Señor yo les dije que se pidieran un auto más.— al señor le valió y siguió esperando en la fila de tráfico

— Ay, esta viendo que al codo este.— George le dio un golpe en la pierna al holandés.— Le duele pagar 600 pesos, ahora imagínese 1200

— Cállate, ni lo digas.— Max guardo bien su cartera

— Aguanta Alex, ya mero llegamos.— gritoneo Checo

— Mhj.— afirmó el piloto

No tenían idea de como pero lograron acomodarse en un pequeño auto, Valtteri y Nico iban en pegados uno con el otro en el asiento el copiloto, Checo, Max, George, Lando y Kevin iban como sardinas en la parte de atrás y al pobre de Alex le tocó la cajuela, todavía él iba más cómodo.

En lo que ellos seguían presionando al conductor, Fernando, Esteban y Lance ya tenían una idea de que hacer.

— Mmta, se queja de que no contesto y esta igual.— Fernando colgó al no recibir respuesta del mexicano.— Momento, ¿qué día es hoy?

— Viernes.— apenas y contestó Lance

— La manifestación.— dijo en un susurro

— Ay Fernando, otra vez con tus cosas.— gritó el francés.— Lance ya deja de meterle tus cosas de manifestación. Luego por eso me encuentro papeles abajo de su almohada

— Tu me tiraste mis papeles.— el canadiense frenó haciendo que Fernando saliera casi volando

Se tuvo que orilla para seguir alegando.

— ¿Eran tuyos?

— Sí baboso, por eso no se me cumplió.— se quitó el casco

— Ay

— Además que andabas haciendo en mi cuarto

— Nuestro.— interfirio el español

— La vez que Checo pensó que me había acabado el shampoo, me mando a acomodar la cama de todos

Lance seguía peleando y Esteban continuaba disculpándose, mientras Fernando seguía pensando en cómo callarlos.
Ya tenía la idea de agarrarlos a pedradas.

— ¡Ya callanse!. Yo me refería a la manifestación que anunciación en las noticias

— Pff viejitos.— el canadiense se sonrió con el francés

— Óyeme. Hay que decirles que se vayan hacia donde sería la manifestación para que se pierdan por ahí

— Ellos tampoco podrían pasar.— dijo Ocon

— Tienes razón.— se rasco la barbilla pensativo

Ya para esto los había perdido de vista.

— No veo a Fernando.— Zhou iba casi pegado a la ventana.— Se quedaron atrás

— Oficialmente estamos perdidos.— Yuki casi se jalaba del cabello.— Porque me hicieron caso

Zhou y Oscar lo miraron incrédulos.

Conviviendo los 20 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora