LA HERENCIA DEL CORAZÓN. Chanchang [PAUSADA]

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BangChan siempre había vivido bajo la sombra de su familia. Como único heredero de una de las familias más poderosas y conservadoras del país, su vida estaba predestinada desde el momento en que nació. Cada paso que daba, cada decisión que tomaba, era cuidadosamente controlada por su padre, Bang Joo-heon, un hombre temido y respetado en igual medida. Su madre, aunque amorosa, seguía siendo una figura distante, atrapada en las mismas cadenas de tradición que ataban a su hijo.

Desde joven, BangChan supo que su vida no le pertenecía. Estaba comprometido con Sana, la única hija de una familia igualmente poderosa. La relación entre ellos era todo menos apasionada; ambos sabían que solo estaban juntos por el deseo de sus padres y por las apariencias. Aunque Sana era una mujer amable y cariñosa, la chispa del amor nunca encendió entre ellos. Su relación era más un acuerdo de negocios que una unión de corazones.

Changbin, el asistente personal de su padre, era una presencia constante en su vida. Un hombre callado y eficiente, Changbin siempre estaba al lado de Bang Joo-heon, cumpliendo cada uno de sus deseos. Aunque los dos eran cercanos en edad, BangChan no podía evitar sentir una mezcla de celos y resentimiento hacia él. Changbin era el único que parecía escapar de la tiranía de su padre, lo que solo aumentaba el desprecio que BangChan sentía por él.

Sin embargo, lo que BangChan no sabía era que Changbin también llevaba una carga pesada. Huérfano desde joven, fue criado por Bang Joo-heon después de la muerte de sus padres. A pesar de la relación aparentemente estrecha entre Changbin y su padre, Changbin no era más que otro peón en el juego de poder del patriarca de la familia Bang.

En medio de este entorno, BangChan sentía que su vida carecía de color y pasión. Las expectativas de su familia lo ahogaban, y aunque sabía que algún día tendría que casarse con Sana, su corazón se resistía a aceptar un futuro tan vacío.

El destino de BangChan, sin embargo, estaba a punto de cambiar, y con ello, las cadenas que lo ataban a su vida preestablecida comenzarían a romperse, desatando un torrente de emociones y deseos que había mantenido enterrados durante años.