Con el dossier aún en sus manos, BangChan salió de su habitación y comenzó a descender las escaleras hacia el gran salón, donde los invitados ya se estaban congregando para la fiesta de compromiso. Su mente estaba dividida entre la inminente ceremonia y la misión que su padre acababa de encomendarle. La idea de tener a Changbin a su lado durante todo el proceso lo irritaba profundamente, pero sabía que no tenía opción.
Al llegar al salón, fue recibido con una serie de felicitaciones y sonrisas falsas que apenas pudo soportar. Sana, su prometida, estaba en el centro de la atención, luciendo un vestido deslumbrante y saludando a los invitados con una gracia que él sabía que ella también fingía. Ambos estaban atrapados en el mismo juego, un juego que ninguno de los dos había elegido.
Finalmente, Changbin apareció en su campo de visión, hablando con algunos de los ejecutivos de la empresa que también habían sido invitados a la fiesta. Aunque su rostro mostraba una serenidad absoluta, BangChan no podía evitar sentir que todo aquello era una burla. ¿Cómo podía alguien estar tan tranquilo cuando sabía que su mera presencia era una espina en el costado de su jefe?
Decidido a no dejar que la tensión arruinara la noche, BangChan respiró hondo y se dirigió hacia Sana, quien estaba conversando con un grupo de invitados. Al notar su presencia, Sana se excusó y se acercó a él, su sonrisa apenas perceptible.
—¿Qué pasa? —preguntó ella en un susurro, notando la tensión en el rostro de BangChan.
—Necesito hablar contigo —respondió BangChan, haciendo un esfuerzo por mantener su voz calmada—. Vamos a dar un paseo.
Sana asintió y lo siguió fuera del salón hacia el jardín, donde el aire fresco de la noche los envolvió. Caminando en silencio, se dirigieron hacia una fuente iluminada por suaves luces doradas.
—¿Por qué tengo la sensación de que no estás contento? —inquirió Sana una vez que estuvieron lejos de las miradas curiosas de los invitados.
BangChan soltó un suspiro, dejando que la frustración que había estado conteniendo saliera a la superficie.
—Mi padre acaba de encomendarme una misión importante en la empresa. Un proyecto que durará semanas, quizás meses. Y para empeorar las cosas, Changbin será mi ayudante durante todo ese tiempo —dijo, con un tono amargo.
Sana lo observó en silencio por un momento antes de responder.
—Sé que no lo soportas, pero si tu padre decidió que Changbin es la persona adecuada para ayudarte, debe tener sus razones —comentó con suavidad—. Además, esto es importante para la empresa y para tu posición en ella. Tal vez sea una oportunidad para demostrar tu valía.
BangChan apretó los dientes, su ira apenas contenida.
—No es solo eso, Sana. Es la forma en que mi padre lo trata... Como si él fuera el hijo perfecto, mientras que yo... —se interrumpió, sintiendo que estaba diciendo más de lo que quería.
Sana bajó la mirada, comprendiendo la profundidad del resentimiento de BangChan. No era la primera vez que veía ese tipo de conflictos familiares, pero en este caso, entendía lo complicado que era.
—No sé si esto te ayudará, pero todos estamos jugando un papel en esta vida —dijo, su tono más suave—. Incluso yo. Estamos atrapados en situaciones que no elegimos, y todo lo que podemos hacer es intentar sobrevivir a ellas.
BangChan la miró, notando por primera vez la tristeza en sus ojos, una tristeza que reflejaba la suya propia. Sana también estaba atrapada, igual que él, y aunque sus situaciones eran diferentes, ambos estaban luchando contra fuerzas que no podían controlar.
—Lo sé —respondió finalmente, su voz más calmada—. Pero eso no lo hace más fácil.
Sana asintió, acercándose un poco más a él.
—Podemos intentar apoyarnos el uno al otro, al menos durante este tiempo —sugirió—. Tal vez eso haga las cosas más soportables.
BangChan la miró, agradecido por su oferta, aunque sabía que su relación era tan complicada como todo lo demás en su vida. Sin embargo, en ese momento, tener a alguien que entendiera su lucha, aunque fuera solo un poco, parecía un pequeño consuelo.
—Gracias, Sana —dijo, con una pequeña sonrisa que apenas rozó sus labios—. Creo que eso podría ayudar.
Sana sonrió de vuelta, una sonrisa pequeña pero sincera.
—Lo que sea necesario para sobrevivir a esto, ¿no?
—Exacto.
Ambos se quedaron en silencio por un momento, observando la fuente y escuchando el suave murmullo del agua. Era un pequeño respiro en medio del caos, y aunque sabían que las cosas no serían fáciles, al menos en ese instante, se sentían un poco menos solos.
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LA HERENCIA DEL CORAZÓN. Chanchang [PAUSADA]
FanfictionBangChan siempre había vivido bajo la sombra de su familia. Como único heredero de una de las familias más poderosas y conservadoras del país, su vida estaba predestinada desde el momento en que nació. Cada paso que daba, cada decisión que tomaba, e...