Día 14

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Es de mis cap favoritos.
Lo dejo por aquí y desaparezco...

Cuando se montó en el coche dejó caer su cuerpo hacia atrás, apoyándose por completo en el asiento. Respiró hondo e intentó recuperar la tranquilidad que hacía trece días tenía, antes de que ella apareciera para ponerlo todo patas arriba.

Se sentía mal, muy mal por el simple hecho de ser tan idiota como para empujarla muy directamente a los brazos de alguien más cuando ella acababa de descubrir que desearía ser esa otra. Imaginarlo la ponía mala, pero es que saber que esa noche vería con sus propios ojos lo que ella no se atrevía hacer, decir y sentir era el peor sentimiento del mundo. Era un dolor gratuito, ¿por qué hacerse tanto daño cuando tenía la entera posibilidad de sonreír más veces que en toda su vida?

Porque ser feliz dejó de pasar a un segundo, o incluso tercer plano para la mismísima Marta de la Reina.

Finalmente, se dispuso a conducir hasta la casa grande porque no quería ir a la suya propia. Los motivos se los reservaba, aunque solo fuese uno. Así que decidió poner buena cara a la mañana, dándose cuenta de que eso no serviría para nada porque la noticia del día, el mes y el año llegó nada más poner un pie en la sala del comedor.

La autora los pone en contexto: Elena y Jesús. De la mano. Sentados en el sofá. Riéndose. Marta pellizcándose para despertarse de aquella pesadilla. Gema huyendo de allí con las tazas de café que no se atrevió a poner encima de la mesa. Nadie más por allí.

—Buenas, hermanita —y esa sonrisa merecía ser expuesta en una revista. ¿Jesús sonriendo naturalmente?

Marta seguía en la puerta, algo paralizada y sin saber muy bien si dar los buenos días o salir de allí, yéndose a su habitación y encerrándose hasta el mes siguiente.

—Buenos días, Marta.

—¿Estáis juntos? —Señaló a ambos y sintió ganas de darse un cabezazo cuando asintieron con la cabeza casi a la vez, súper emotivos.

—Sí, estamos juntos —aseguró él, como si con esa estampa no quedase claro. Marta se quedó en silencio, no sabía ni qué decir ni qué expresiones poner ante eso—. ¿No nos piensas felicitar?

Ella se aclaró la garganta y fingió una sonrisa un tanto sarcástica.

—Sí, claro. Felicidades, sois la mejor pareja que he podido ver en mi vida.

Elena se removió incómoda, aunque sonrió agradecida ante esas palabras que todos los presentes sabían que eran de todo menos sinceras.

—Tienes nueva cuñada —y señaló a su nueva novia con la mirada, como si esperase algo más por parte de su hermana.

—¿No me digas? —Pero ese tono y esa actitud le molestó más a él que a la mismísima implicada—. Fíjate, Jesús de la Reina con la secretaria. ¿Estás siguiendo tus propias restricciones?

Elena apretó la mano del hombre, sabía que ese tema era el más temido para él. Aun así, sonrió a su hermana, quien se cruzó de brazos esperando una respuesta que no tardaría para nada en llegar.

—No pienso dejar que me amargues el día, Marta. Hoy tenemos mucho que celebrar, aparte del cumpleaños de nuestra tía, así que solo espero que sepas comportarte como una buena cuñada. ¿Es mucho pedir?

Ella soltó una carcajada irónica.

—Cuando tú sepas comportarte como hermano, yo sabré hacerlo como cuñada. ¿Tenemos trato, hermanito?

30 días con mi jefa-amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora