VI: ¿Sabes, Kahl? Tienes un gran parecido con él

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Los mosaicos que decoraban el piso del salón, se cuartearon y no tardaron en quebrarse.

Ante el crujir, el mago Cartman empujó a Lady McCormick y así ambos, por un pelo, lograron esquivar el inesperado ataque; unas violentas raíces surgieron de debajo de aquellos mosaicos rotos y apuntaron sin piedad hacia el más robusto tratando de atraparlo.

Este ataque desconcentró al mago y de este modo el elfo logró escapar de la prisión de aire que lo hacía levitar y lo mantenía preso. Lamentaba haber dañado más aquél majestuoso palacio. Pero Kael ya estaba harto de ese par, en especial del más gordo. Con ayuda de esas mimas raíces pudo caer de pie sobre las escaleras y mantuvo a Sparky consigo para protegerlo.

— ¿Quién mierda se creen? ¡Les he dicho que me liberen! —reclamó Kyle sin bajar la defensa de las raíces que ahora lo protegían y continuaban apuntado hacia el otro par, amenazándolos.

— ¡No, tranquilo! Lo sentimos mucho, nuestra intención no era asustarlo —quiso mediar Kenny, ayudando a Cartman a levantarse del suelo —. Muy al contrario, por favor...

— ¡Vaya! —Exclamó Eric tras levantarse, sacudía el polvo de su abrigo tinto —Lo sentimos mucho, pero como usted huía de mí como un bebé cobarde tuve que recurrir a ciertos trucos para atraparlo —tomó su báculo del suelo, también listo para contraatacar y defenderse de ser necesario — ¿Si sabe que usted está en desventaja aquí? No está permitido que los suyos se infiltren en el viejo palacio de invierno.

—Tsk... —Kael chasqueó la lengua, era cierto que él y Stan se metieron ahí sin autorización de ningún tipo.

—Enumeremos —Eric ajustaba su capa, aparentando que aquellas raíces no le intimidaban —, allanamiento de edificios cerrados al público —exponía, fingiendo saber de lo que hablaba y como si en verdad fuera una autoridad ahí —y destrucción de propiedad de... del imperio, sí —señaló el piso del salón roto —. Le aconsejaría bajar esas raíces...

Dijo para segundos después alzar su báculo y con un movimiento incinerar las raíces que había invocado el elfo, sin precaución; Kael se encogió ante el calor de ese abrasador fuego mágico, protegiendo a Sparky entre sus brazos.

— ¡Eric! —gritó Kenny, preocupado de fuera a pasársele la mano.

—Aunque bueno, no es necesario. Yo puedo encargarme de eso.

Sonreía el mago Cartman con soberbia, deteniendo el fuego justo a tiempo. Él y el elfo chocaron miradas llenas de recelo. Fue un alivio para el mago poder acabar con esas raíces sin mucho esfuerzo, y por la facilidad con la que lo logró, supuso que ese elfo no era más que un simple plebeyo que apenas sabía usar algo de magia, es decir, no era ninguna una amenaza real para él.

—Estos delitos podrían costarle muy caros, elfo —sin esas raíces que lo amenazaran, Eric avanzó hacia los escalones donde permanecía el pelirrojo —. Prisión, azotes, multas, es una gran desobediencia de su parte rondar por aquí sin permiso y más aún con esa actitud tan prepotente de su parte.

— ¡Basta! ¡No crea que puede intimidarme con eso! —Exclamó Kyle, sus alargadas orejas se agitaban, ofendido y fastidiado —Ni siquiera lleva el uniforme de la guardia real, si dice ser una autoridad muestre una identificación o algo parecido —y para mostrar que en efecto, no se dejaría intimidar, también avanzó hacia el más robusto, seguro de sus palabras.

—Tsk... ¡No sea insolente! —respondió Eric frunciendo el entrecejo al verse descubierto.

—Yo solo entré al palacio porque me dijeron que aquí podría encontrarme con un mago llamado Cartman —quiso mediar Kael, conteniéndose para no empeorar la situación y deteniendo su paso estando a dos escalones del castaño.

El último príncipe del inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora