V: Inmemorial Palacio

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El capítulo fue inspirado en la canción Una vez en diciembre de la misma película.

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—"Abuela... —dejó caer con dramatismo su estrafalario y esponjoso abrigo rosado al suelo del escenario, exhibiendo un traje ceñido también de color rosa con estampados florales, presumiendo una pañoleta de seda azul en el cuello, caló profundamente del cigarrillo que sostenía con suma delicadeza, manteniendo un porte algo sugerente y a la vez elegante, creyendo que era un porte digno de un príncipe —Soy yo, el príncipe Kyle" —el hombre de complexión robusta, piel bronceada y de relamido cabello oscuro, finalizó su actuación exhalando el humo del tabaco con una pose coqueta, jugando con un movimiento circular con su hombro derecho.

—Que patético... —el mago Cartman resoplaba y tiraba de sus lisos cabellos con estrés, defraudado.

Miró de soslayo que lady McCormick estaba profundamente dormida, babeando los papeles regados que estaban debajo de ella y sobre el escritorio.

El mago llevaba prácticamente un par de horas viendo él solo a los peores postulantes y a las peores actuaciones que pudo imaginar para la audición del importantísimo "papel del príncipe Kyle".

— ¡Ya es suficiente! ¡No espere que lo llamemos... ahm... Gay Al! —dio un fuerte pisotón y apuntó hacia la salida con braveza, sosteniendo la ficha del elfo — ¡Fuera! ¡Fuera ya! ¡Ahora!

Exclamó Eric levantándose con brusquedad de la mesa, su paciencia había llegado al límite, y por ende despertó a lady McCormick de golpe, quien soñolienta se sentó con rectitud sobre la incómoda silla, fingiendo que ponía atención a las audiciones.

Gay Al, uno de los tantos elfos que fue a presentarse a "la audición" con la esperanza de conseguir un boleto que lo llevara fuera de este imperio, recogió su brumoso abrigo del suelo para cubrirse y bajar dignamente del escenario. Nunca esperó ese trato tan hostil. Tal vez ya no estaba en forma como hace unos años, pero antes de que se levantara el régimen del brujo Garrison, él había sido uno de los compositores, cantantes, actores y bailarines más reconocidos del imperio élfico. Esos forasteros humanos no tenían idea de lo que se perdían.

El mago Cartman y lady McCormick se habían levantado desde temprano para llevar a cabo la segunda parte (y la más extensa) de su plan: las audiciones. Estaban conscientes que no encontrarían a la primera a su perfecto impostor. Sin embargo, la noticia corrió como la pólvora entre los desesperados elfos que buscaban una salida rápida y eficaz del imperio del brujo Garrison, y fue entonces como se recató ese olvidado teatro de decenas de elfos que no guardaban ni un solo parecido con el que supuestamente debería de tener el último príncipe del imperio elfo: vívido cabello rizado y rojo como las cerezas, tez de porcelana decorada con pecas en sus tiernas mejillas, una nariz aguileña como la que poseyó la tenaz emperatriz Sheila y los ya reconocidos y célebres ojos verdes de la dinastía Broflovski.

Pero no, ninguno de esos escuálidos elfos que se atrevieron a ir y a saturar la audición, cumplió con uno solo de los rasgos enlistados. Para Eric fue tan asqueroso, fue como ver a renacuajos desfilar por el escenario. Le habían quitado su valiosísimo tiempo y hecho perder dinero.

—Deberíamos de irnos mañana de aquí... —decía Kenny después de abandonar el teatro en compañía de Cartman.

—Tienes razón, Kinny —Eric cruzó sus brazos, caminando a un lado de su fiel amiga —. Deberíamos de irnos al próximo pueblo, está claro que los elfos de aquí no tienen ningún encanto, ewww~ —expresó, asqueado al recordarlos, con un ligero escalofrío.

—Gordis, no me refiero a eso —la rubia detuvo su paso, haciendo que Eric hiciera lo mismo y girara hacia ella, extrañado —. Ya sabes, irnos de aquí... Está claro que solo estamos perdiendo dinero, dinero que no tenemos. Es una pérdida de tiempo.

El último príncipe del inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora