Marcado Y Reclamado 💛(Zosan)💚

Capítulo 7 🌸

Nota: Este es un punto de vista de Zoro sobre lo que sucedió entre él y Sanji esa noche tan deliciosa.

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—Te marcaré, te reclamaré —Zoro liberó su mano de las caderas de Sanji, levantando el rostro de Sanji. Los ojos entrecerrados, los labios rojos entreabiertos y la piel sonrojada saludaron a Zoro. Sanji era un desastre jadeante, un desastre sexy y follado. Miró a Zoro con cansancio, pero Zoro sabía que Sanji estaba esperando y dispuesto a ir por más.

"...y nadie se atreverá a tocar lo que es mío". Declaró mientras mordía el cuello de Sanji.

"¡Ah!" Zoro lo escuchó gritar mientras sus dientes blancos se hundían donde el cuello y el hombro de Sanji se encontraban, la mordida se convirtió en mordiscos en la piel expuesta del rubio seguidos de lamidas húmedas y besos suaves.

Zoro podía sentir al hombre que tenía frente a él temblando en sus brazos mientras Sanji se contenía para no rendirse por completo. Los escalofríos iban acompañados de respiraciones superficiales y era música, felicidad para los oídos de Zoro saber que él era la única razón de la respuesta del rubio. Vio en los ojos azules de Sanji el deseo que brotaba y quería escapar, su cuerpo prácticamente rogaba por más de sus toques, su calor abrasador.

Fue la primera vez. El alma de Zoro estaba furiosa, desesperada por tomar a ese hombre sexy frente a él y poseerlo de más de una manera una y otra vez hasta que Zoro pudiera imprimir permanentemente su ser completo en Sanji y, posiblemente, en Sanji. A Zoro le costó todo lo que le quedaba de ser racional no obedecer al animal dentro de él. No escuchar al felino dentro de él y, ciertamente, no escuchar al canino frente a él.

A regañadientes, retiró el muslo donde descansaban las caderas de Sanji para cortar la intensidad que ambos irradiaban y lo vio deslizarse lentamente por el suelo. Escuchó el débil sonido del rubio cuando todo lo placentero se había ido. Y por más desafortunado que fuera esto, fue favorable para ambos, ya que Zoro recuperó la cordura, haciendo todo lo posible por no dejarse dominar por su alma salvaje.

—Oye, no te tendré aquí. —Zoro se agachó, la distancia una vez más se acortó entre ellos, y ese almizcle embriagador se infiltró en todos sus sentidos, dejándolo entumecido pero al mismo tiempo emocionado.

Hazlo tuyo. Hazlo tuyo.

Envolvió un brazo alrededor del torso superior de Sanji, calmándolo antes de levantarlo de nuevo. Con la mente aturdida del rubio, Zoro puso su otro brazo sobre la parte posterior de las rodillas de Sanji para levantarlo, cargándolo como una novia. Sí, una novia, si puede, no, pronto lo hará, hacer suyo a este can. Zoro se rió por dentro de su propio pensamiento. Hubo pequeñas luchas por parte de Sanji, pero al final, un brazo delgado llegó al cuello de Zoro, aferrándose a él.

Hazlo tuyo. Hazlo tuyo.

De manera poco ceremoniosa, dejó caer a Sanji sobre las frías sábanas de su cama. Sin darle tiempo al canino a incorporarse, Zoro subió a la cama mientras flotaba sobre su presa debajo; sus rodillas descansaban a ambos lados de las caderas de Sanji mientras sus brazos lo atrapaban.

Sanji era su comida, servida ante él, esperando, dispuesto y listo.

—Lo dejaré claro. —La voz grave de Zoro sonaba gutural y sus ojos hablaban a todo volumen de emociones contenidas. Su escrutinio hacia Sanji era puramente depredador—. No te llevaré. —La mano de Zoro fue a su propio cinturón y lo bajó—. Ahora no.