3. capitulo

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Monarca Kilichenko.

Despierto en medio de la oscuridad, intento moverme pero mi cuerpo esta atado de muñecas y tobillos, las ataduras son resistente, tanto que cortaban mi circulación por lo que no puedo desatarme por mas que trate, mi instinto se activa pero un dolor sordo punzaba en mis sienes, mi cabeza daba vueltas respiro hondo tratando de calmarme pero mi pecho latía como un tambor.

Dominick... me recuerda mi mente

Intento gritar pero las palabras quedan al aire al tener una cinta en la boca, me desespero moviéndome como un gusano pero todo lo que haga es en vano, me rindo y mis lagrimas caen, un ruido metálico me hace alzar la cabeza, La puerta de la habitación se abrió lentamente y las luces se encendieron haciendo cerrar mis ojos por el ardor al estar tanto tiempo con ellos cerrados, cuando los vuelvo a abrir miro a mi alrededor y Levya esta a mi lado atado y dormido todavía, le pusieron una sutura en su cabeza y quiero pensar que le sanaron su herido, busco a mi hijo y lo veo en una jaula un poco grande para su tamaño, acostado en el piso y al parecer esta dormido, por mas que lo vea no me tranquiliza nada así que trato de moverme de nuevo, las lagrimas corren por mis mejillas.

Necesito que me diga que esta bien.

Tres hombres vestidos de negro entraron a la habitación, uno de ellos parecía ser el líder, tenia una expresión fría y calculadora. Sus ojos oscuros como la noche se posaron en mi, con una mezcla de interés y desprecio.

—¡Así que tu eres Monarca, la famosa abogada narco!—su voz era suave pero cargada de amenaza—. ¡La gran debilidad de güero! no fue fácil encontrarte tengo que admitir, me llamo Morrais García.

Me trague el nudo en mi garganta, sabia que ellos no estaban aquí por mi sino por lo que yo representaba: el talón de Aquiles de Killian o eso quiero creer. Siento como alguien a mi lado se mueve y volteo viendo a Levya intento soltarse, el hombre frente a mi se me acerca haciéndome concentrar en el.

—Tu esposo ha hecho muchas cosas malas, Monarca—dijo y puedo sentir su aliento sobre mi cara—. Pero lo que no tuvo que haber hecho era subestimarnos y mucho menos meterse con territorios que no le pertenecen, como los del sur de España. No podemos alcanzarlo a el pero sabíamos que a ti si.

Intento apartar la mirada pero me sostiene del mentón obligándome a verlo, mi hijo despierta mirándome con sus ojos rojos y llenos de odio, trata de levantarse y salir pero no llega al cerrojo, su desespero es evidente y comienza a gritar.

—¡Mami!—el hombre frente a mi sonríe maliciosamente—¡SUÉLTALA!

—Aquí es donde te quedas hasta que tu esposo decida hacer las cosas a nuestra manera—dice quitando la cinta de mi boca en un golpe que me hace gruñir, sale de la habitación dejándome completamente anonadada.

—¿Estás bien Monarca?—pregunta Levya preocupado, asiento—. ¡Necesito que hables!

—Si...—murmuró un poco confundida aún—. ¿¡Estás bien Dominick?! ¿¡Te hicieron daño engendro?!

—No mami.

Asiento y trato de tranquilizar mis nervios aunque sea imposible. Levya le susurraba palabras de aliento a mi hijo para que se tranquilizara ya que él sabía que estaba pensando en una forma de salir de aquí. Killian no sabe sobre nuestro hijo, no sabe nada sobre mi desde el día en que me fui, que estos hombres que ni siquiera he visto en mi vida nos tengan secuestrados es porque quieren darle donde más le duele pero millones de preguntas llegan a mi mente:

1. ¿Cómo sabían que estoy casada con Killian?

2. ¿Cómo nos encontraron?

3. ¿Killian ya sabe que me encontraron y que estoy secuestrada junto a nuestro hijo?

Killian |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora