Reina pantera 37

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Narra Melina:
Ya pasaron varios meses y al fin estoy en la casa blanca, entre como agente de seguridad general lo que me da acceso a todos los niveles, también varios de mis hombres entraron como trabajadores o agentes de seguridad, tener contactos corruptos dentro de los altos mandos de la casa blanca me consiguió esto claramente debo pagar con apoyar la campaña presidencial de uno de los que me ayudó pero eso es lo de menos.

Al tener acceso total a la sala de vigilancia pongo una usb para ayudar a la pequeña hacker a ingresar al sistema, una vez se ha descargado al cien por ciento puedo retirar la usb y guardarla en mi bolsillo nuevamente.

— Ya tengo acceso— escucho en mi auricular a la inocente — Tienen que moverse rápido si no quieren que se den cuenta, las cámaras no son tan manipulables y se puede recuperar las imágenes reales de las memorias— cuando escuche que todos dijeron entendido.

— Recuerden donde deben instalar las bombas y debemos hacerlo esta noche, ya mañana programaremos las bombas para la hora en que solo queden los guardias nocturnos, no queremos que tanta gente inocente muera, evitaremos los daños colaterales lo mas que podamos— volvieron a confirmar que entendieron mis palabras y entonces salí a "hacer mis rondas" había memorizado los planos de la casa blanca y las partes en las que era mas frágil igual que todo mi equipo.

Al ser nuestro "primer día" nos tocaba el turno nocturno y el turno de la tarde, en total son tres rotaciones de seguridad, hay muy pocos trabajadores sin contar a los de seguridad, los trabajadores de oficina puedo contarlos con los dedos de la mano.

Aprovecho que estoy en un pasillo vacío para hacer la instalación de bombas, nadie las notará pues técnicamente no son lo que parece y los perros no las olerán gracias a un químico que les roció uno de los científicos de mi madre, casi al llegar al cambio de turno todos terminamos, pase mi reporte al jefe de seguridad que está coludido con nosotros pero morirá, yo quise decirle que no pero él dice que ya no tiene a nadie y que se ha cansado de vivir.

Yo entiendo eso, cuando Enzo murió quise morirme y literalmente me estaba dejando morir pero yo tenía una red de apoyo, él no tiene a nadie, sus padres fallecieron sus tíos le quitaron la herencia, su hermana fue víctima de los tratantes de personas, la encontraron en un burdel a las afueras de San Francisco, un hombre que le gustaba el masoquismo la termino matando, lo único que lo mantiene es su trabajo pero ya no se siente a gusto con eso, ha tocado fondo, nadie es capaz de sacarlo de ahí, solo él mismo pero no es algo que quiera.

— Todo esta programado a la hora acordada, iremos a dormir y después volveremos a nuestro turno— le informó.

— Gracias por hacerlo de esta manera por que se bien que no aceptaría dispararme por mas que se lo rogara— sonrió triste.

— Tiene razón no lo haría, espero que lo que va a hacer le traiga paz— asiente y salgo sola del edificio no pueden relacionarnos en caso de algo ocurra antes de tiempo.

El día transcurre con normalidad, en el cuarto de vigilancia me aseguro de extraer las memorias por que podría ser riesgoso que las recuperaran, me desharé de ellas en casa, al llegar la hora de salida de todos salgo con mi equipo cada quien por su lado sin mirarnos, todos presenciaremos la caída de la casa gran blanca desde una distancia prudente.

— Ya han salido todos y solo queda la minoría de los trabajadores— me habla Hanna, asiento y me quito la peluca por fin.

— Activen los detonadores— ordeno por radio a mis hombres, hacen una cuenta hacia atrás y cuando llega a 0 vemos la gran explosión, gritos de la gente, movilización de patrullas, todo ocurre en unos minutos —Ya no tenemos nada que hacer aquí, el presidente se movilizara a su casa de seguridad y debemos ir por él ahora— me giro como si nada y camino normal a la camioneta que me espera, Hanna también se sube.

El presidente ya esta en su casa de seguridad, esperamos sus ordenes— habla uno de los militares que esta a cargo del cuidado del presidente.

— ¿Que hay de los agentes de seguridad privada?— preguntó en tono neutro.

Son al rededor de 50 hombres, están desplegados por toda la propiedad seria más seguro un ataque aéreo— niego.

— Lo haremos a mi modo, tengo mas hombres que ellos y ustedes serán de ayuda— corto la comunicación apagando el radio, las camionetas aceleran, alerto por teléfono a las mafias para que estén pendientes de mi señal.

Pasamos los anillos de seguridad sin inconvenientes, los militares solo nos dejan pasar, detenemos las camionetas a unos metros de la propiedad, lanzo el disparo de aviso, las mafias de Washington tienen rodeada la propiedad, no hay manera en que pueda huir, por que incluso los túneles de escape los tengo cubiertos.

Camino hacia la propiedad como si fuera la dueña y señora, no tengo chaleco antibalas pero no me preocupan los francotiradores, a esos ya los tengo cubriendo con su sangre el techo de la casa, empezamos a disparar a los agentes de seguridad privada, incluso a algunos policías, uno de los hombres se me pone enfrente.

— Alto— me apunta directamente a la cabeza, muevo mi cabeza a un lado como una niña pequeña que no entiende algo, me han dicho que me veo tierna haciendo eso.

— Yo creo que no— le disparo antes de que él pueda reaccionar, mis hombres evitan que alguien mas se me acerque, mis balas tienen el nombre y apellido del futuro cadáver que es el presidente, camino por los pasillos matando a algunos hombres, me asomo por el pasillo que da al cuarto de pánico e inmediatamente una ráfaga de balas es disparada en mi dirección, me oculto en pegando mi cuerpo a la pared.

Una de esas balas impactó contra mi brazo izquierdo rozándolo pero haciéndome sangrar.

La última reina pantera 🖤🖤🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora