In The Shadows | Hajime Kashimo (LIBRO 1)

66 (pt. 3) Mujer Especial

La cuchara se movía de manera continua en la pequeña vasija de vidrio que contenía un café recién elaborado. En la parte superior se situaba una fina capa de espuma con canela espolvoreada, las cuales comenzaban a desvanecerse con cada movimiento del cubierto, pues así podría mezclarse el azúcar que habían añadido. El vapor que salía del recipiente indicaba que la bebida estaba sumamente caliente.

Una vez preparado el café, con sus delgados dedos sujetó el asa de la taza para aproximarla a sus labios, comenzando a soplar despacio con la intención de enfriar un poco el contenido. Pasaron unos minutos antes de animarse a darle un primer sorbo, relamiendo sus labios de la parte superior con el propósito de limpiar la bebida que quedó en esa zona, volviendo a repetir la acción.

Se veía que estaba disfrutando de su café capuchino, por ese motivo prefería no interrumpir y continuar admirándola.

En el trayecto a casa, Alice le había pedido a Kashimo que pasaran a una cafetería. La chica tenía antojo de un café desde la mañana, pero se le había hecho imposible ir por uno debido a que pasó todo el día repartiendo volantes y no tuvo tiempo para desayunar, cosa que omitió en decirle a Kashimo.

Ahora ambos se encontraban sentados en un espacio privado de la cafetería. Hajime había pedido un vaso de agua y Alice el café que tanto quería, en lo que esperaba su comida.

-¿Quieres pedir algo más? -preguntó Hajime al ver la expresión de satisfacción de Alice.

-Estoy bien, gracias -respondió cortés, volviendo a darle otro sorbo a la bebida.

Hajime Kashimo ya había conocido a cientos de chicas, pero ninguna que disfrutara tanto de algo tan simple como una bebida o un postre. Le recordó a cuando él era niño y comía pastelitos de chocolate en las tiendas de conveniencia, entendía a la perfección esa sensación de probar algo que con tantas ganas anhelabas.

Kashimo sonrió al verla contenta tomándose el café. Su rostro reflejaba una alegría que lo hacía sentir pacífico, en paz.

Se encontraba relajado gracias a su presencia, por mucho tiempo deseó conseguir un poco de tranquilidad en su vida y esa oportunidad estaba frente a él.

A pesar de ser joven, Alice era una persona muy dedicada en lo que se proponía, desde el hecho de venir al país por sus estudios hasta pasarse todo el tiempo trabajando con tal de terminar su carrera universitaria. Alice no gastaba dinero en tonterías, siempre lo usaba para sus necesidades cotidianas. Tal vez por esa razón dejó de vestirse como quería, tal vez por eso no acostumbraba a salir con sus amigos.

Había tantas preguntas en su cabeza que le gustaría hacerle, pero sabía que no era el momento.

¿Cómo es que una mujer tan hermosa, estudiosa y gentil estuvo sola por tantos años?

Todas esas cualidades que la chica poseía, eran suficientes para que cualquier hombre se fijase en ella.

¿Y cómo no hacerlo? Si era perfecta.

Su piel se erizó de solo imaginarla en los brazos de alguien más, no quería pensar en eso, por supuesto que no. Para Hajime estaba claro que corrió con suerte en encontrar a alguien como Alice.

Una persona que seguía a su lado a pesar de los problemas vividos durante varios meses.

Aquella mujer, de tan solo veintidós años de edad, le estaba dando lo que nadie jamás le hubiese brindado.

Compañía.

Cuidados.

Amor.

Kashimo utilizó el estúpido pretexto de las comidas para conseguir que Alice viviera con él. No fue muy justo, ya que de cierta forma se aprovechó de la ayuda que ella le ofreció en ese entonces, aunque gracias a eso es que podía despertar día con día a su lado.