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CONTENIDO EXPLÍCITO (+18)

Alice

Hajime posicionó sus manos en mis brazos para después dar suaves toques en donde yacía la venda.

—¿Cómo sigues de tu herida? —demandó de forma gentil, pasando sus dedos en la blanca tela que rodeaba la mitad de mi brazo.

—Bien, supongo —contesté lo primero que se me ocurrió.

No quería darle detalles sobre mi recuperación, ya que no me sentía a gusto con el resultado de dicha herida.

La mirada de Kashimo estaba fija en mi brazo, se mantuvo sin decir nada, lo cual logró ponerme un poco nerviosa. El silencio me indicaba que estaba meditando bastante sus palabras.

—Hajime —musité, intentando llamar su atención.

—¿Por qué me mientes? —aquella pregunta salió en un tono tan pacífico que me asustó más de lo debido.

—Yo… —fui interrumpida en cuanto posó uno de sus dedos en mis labios con la intención de callarme.

Ladeó un poco la cabeza con el propósito de mirarme, su mirada bajó unos segundos como si estuviese escaneándome, buscando algo en mí.

Con mi mano lo sujeté de la mandíbula para que devolviese su mirada a mi rostro, pues estaba consciente de que aún seguía desnuda frente a él.

—Estás nerviosa —afirmó al observar mis ojos—, ¿por qué me mientes?

—No estoy nerviosa.

—Sigues sin responder mi pregunta —pronunció burlón, en sus labios se veía que quería sonreír, pero se contuvo—. Puedo darme cuenta de que mientes por la manera en que te pones nerviosa.

—No es eso, tu mirada escaneándome es lo que me pone así —apreté los labios en un intento de no morderlos.

Parece ser que no dejaría el tema de lado hasta que le diera una respuesta concreta, la cual no quería brindarle.

—Solo quiero saber cómo está tu brazo, Alice —contestó con seriedad—, es todo.

—Mal.

—¿Qué tan mal? —preguntó aparentemente preocupado.

—Mira tú mismo —di un gran suspiro antes de empezar a quitarme la estorbosa venda.

Kashimo me ayudó a retirarla con cuidado, lo único que faltaba por quitar eran las gasas, las cuales me negaba a destapar frente a él. Miró mi temblorosa mano y decidió apartarla para que él pudiese quitarme las gasas.

—Tu herida está bien —pronunció con extrañeza al ver la herida sin suturas, ya cicatrizada.

—¡Claro! ¡Está muy bien! —exclamé sarcástica y noté como él negaba con la cabeza—. ¡Con una enorme cicatriz que me abarca medio brazo!

—Es mejor una cicatriz.

—¿Qué has dicho? —cuestioné sorprendida por su respuesta.

Hajime se alejó de mí con lentitud, vi cómo se retiraba el preservativo y se acomodaba la ropa.

—Pudiste perder la movilidad, el brazo o terminar muerta —mencionó mientras tiraba el condón en un pequeño cesto de basura—. Tuviste suerte en que todo se redujera a una cicatriz.

—¡Yo no quiero una marca de por vida! Se ve… fea —admití con cierta frustración.

—Lo importante es que tu brazo está bien, la cicatriz es lo de menos —respondió sin verme y observé que tenía intenciones de salir de la habitación.

In The Shadows | Hajime Kashimo (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora