"Solo un milímetro"

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- ¿Alex? -pregunté sin quitar mis ojos de la pantalla.

- ¿si? -respondió el, moviendo su cara en mi dirección.

- ¿no quieres hacer algo más? -esta vez sí lo miré.

- ¿algo como...? -preguntó otra vez, colocándole pausa al televisor.

-no lo se... -miré al suelo pensando en algo que hacer.

- ¿qué tan grande es tu patio? -me preguntó mirando la ventana.

-ah... Lo suficiente como para construir una comunidad de 2000 personas.

Abrió los ojos con sorpresa y sonrió complacido.

Asusta -me habló mi conciencia.

Se levantó del sillón y salió de mi habitación, yo lo seguí de cerca.

No lo estaba mirando, pero aun así sabía que sonreía. Caminamos en silencio, bajamos las escaleras y doblamos los pasillos, caminamos un poco más hasta llegar a los ventanales que daban la salida al jardín.

Caminé un poco más hasta llegar a nuestra vieja galería. Con una llave abrí el candado de la puerta de la galería y prendí la luz.

Le hice una señal a Alex para que esperara afuera, cosa que él entendió y se volteó para mirar el alrededor con una expresión de asombro e intriga, más un poco de excitación. Todo un niño.

Cuando encontré la pelota, la tomé y la lancé, cayendo en su cabeza. Hace tiempo no la sacaba, pero estaba aburrida, y como sabía que a Alex le gustaba jugar soccer...

Él se volteó exaltado y miró el balón en el suelo.

-¿juegas? -preguntó mirándome con las cejas arqueadas.

-Soy pésima-me sacudí las manos y quité el elástico de mi muñeca.

-Que inteligente -dejó de girar la pelota con sus manos para soltarla sobre su pie y comenzar a dominar ágilmente.

Presumido.

-juguemos lejos de la casa, no quiero ningún vidrio que me traiga regaños.

Puso los ojos en blanco y yo aproveché su distracción para quitarle el balón y lanzarlo lejos.

Estuvimos buen rato jugando... jugando a que yo hacía el ridículo tropezándome a cada rato y persiguiendo desesperada a Alex, mientras él se burlaba de mí y se reía como el idiota que és.

Poco rato después Rosario nos llamó para comer algo.

Alex al escuchar lo de la comida se distrajo, mientras la pelota volaba directo a su cabeza. Aterrizó en su cara, y como venganza, me burlé de él.

Era la mejor amiga en proceso de recuperación del mundo.

-mierda... -se quejó él -idiota -caminó hacia mí. Ambos nos dirigimos a la entrada trasera.

- tienes razón, eres pésima-dijo pasando un brazo sobre mis hombros. Sonreí quitándole la pelota con la mano y lanzándola a mis espaldas.

-por eso tú me ayudarás- Abrí el ventanal por el que entramos y lo cerré a mis espaldas mientras vi como Alex desaparecía por el pasillo.

En algún lugar aprendí que la mayoría de los aprendices o futuros herederos hacían alguna clase de deporte para mantenerse en forma y preparados. Si yo iba a ser la dueña de los bienes de mi papá, tenía que prepararme. Con los idiomas no había problemas, pero el deporte... no era la más activa del mundo.

Mi pais de las MaravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora