"Intento de cupido II"

11 2 0
                                    

Me acomodé los lentes oscuros y bajé mi sombrero tapando mis ojos. Con sigilo, levanté el menú y me escondí detrás de él.

Yo dije que me iba a encargar de que Les y George se juntaran. ¿Lo hice? Si, lo había hecho, en ese preciso momento estaban en una cita.

Pero como siempre, yo no estaba satisfecha.

El solo hecho de que hablaran me enojaba, osea...

¡¿QUE TANTO COSTABA DAR UN PASO MÁS ALLÁ DE LA AMISTAD, GEORGE?!

Si, puede que fuese una niña de catorce... Pero eso no quitaba el hecho de que era una fanática del romance. Mi collar de acero en forma de corazón, mis películas favoritas, mi manera de actuar y la manera en que siempre acertaba con el amor de personas ajenas me lo habían demostrado.

Como buena espía que era me había asegurado de que el menú no estuviera de cabeza.

No pasó mucho tiempo hasta que un camarero (llegué hasta los huesos de tanto mirarlo, por si se lo preguntan) vino a tomar mi pedido.

-Un jugo de sandía en vaso con bombilla- dije simplemente.

-¿Algo más? -lo ignoré y seguí espiando a George, que ahora había hecho reír a Leslie.

-Otros quince jugos con bombilla.

Uhg, se estaban tardando mucho...

-Los menús sirven para algo más que solo esconderse, señorita -me dijo el camarero con tono divertido.

Lo miré un segundo, luego miré el menú, y recordé que estaba en el patio delantero de un restaurante caro (según la gente normal, para mi no había problema con el dinero). Así que abrí mi boca en una gran "O" haciendo que se ría.

-Bueno, entonces...- comencé con mi habitual tono infantil. Estúpida voz, que no me quería madurar. Busque varias cosas en el menú, habían varios platos por los que pedir. Pero como no me quería comer la cabeza... Pedí todo lo que mis ojos tocaban.

¿Entienden? Comerme la cabeza, restaurante, la comida... ¿No?

Debería dejar de pensar tantas estupideces.

-¿Segura? ¿No es mucho dinero y comida, viendo que está sola?- preguntó divertido. Lo miré con las cejas levantadas y con mi mano bajando los lentes de sol, en una pose altiva. No tardó en reconocerme.

Estos ojasos solo los tiene una persona en el planeta.

-Señorita Kennedy -dijo asombrado. Yo no era la persona más famosa del mundo, nunca había salido en televisión, pero en ese restaurante no había cualquier clase de dueño.

Por supuesto, el lugar le pertenecía a mi familia.

-Ahora le traigo su comida -dijo algo asustado, seguramente por tratarme con tanta confianza siendo que yo era la sobrina del dueño legitimo de ese lugar.

No entendía porqué tanto miedo, si yo no era mala. Osea, puede que hablen cosas sobre la reputación de cierta clase en cierta escuela, pero de ahí a que yo fuera alguien... Mala, no, para nada.

Y paso sobre el comentario de "perro que ladra no muerde", porque yo no era perro pero si mordía, y no me refería a una metáfora.

Bueno, sin contar mi audición animal... Quizás, tal vez, solo tal vez, me parezca a un perro.

Un poquito.

Agudicé mi oído para prestarle atención a su conversación.

-...para que lograra escapar, pero entonces...- mierda, si no fuera por el ruido de la calle.

Mi pais de las MaravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora