Un amor inesperado se hace presente en el Hazbin Hotel, el demonio de la radio se siente atraído por el gran soberano del infierno. Wooh, impresionante que ese ser tenga algún tipo de sentimientos.
¿Que sucederá?
Pues
...
Luego de aquella noche, ambos regresaron al Hotel alastor por su parte se quedó allí observando a su amado quien dormía tranquilamente en aquella cama a un costado de él mientras sentía un gran dolor en su pecho.
- Que dolor más interesante, pero fastidioso.
Susurró antes de levantarse de la silla donde estaba y caminó en dirección hacia la ventana, poso sus ojos hacia el cielo y luego asía abajo a lo cuál notó a esa mujer.
- Lilith.
Aquél demonio había desaparecido de la habitación y en pocos minutos se encontraba afuera, poso nuevamente sus ojos en aquella mujer y sonrió.
- ¿Que hace aquí tan tarde, majestad?. - Preguntó.
- ¿Te interesa?
- Si, bueno en realidad no, pero aún así no creé que es tarde para que esté aquí.
Aquella mujer no mencionó nada y solo se acercó, a lo cuál Alastor sintió una pequeña pero notoria sensación a lo cual rodeó su cuerpo y no sabía muy bien lo que era.
- No deberías de estar en otro lado demonio insignificante.
- ....
- ¿Que es lo que quieres de él?, por qué me lo estás arrebatando.
- ¿Arrebatando?, de que est... Ngh -Se quejó al sentir un dolor en su cuerpo. Que es ésto?!
-Me estás arrebatando algo que me pertenece, tú creés que él estará contigo?
- ¿Acaso no lo está?, a decir verdad no sabes lo placentero que se siente que diga que me ama a mí y no a tí. -Dijo mientras sonrió.
- Eres un...
- Humm, debo retirarme, mi amado me espera.
Alastor había desaparecido rápidamente, a lo cual en cuestión de segundos había regresado a la habitación, se sentó nuevamente en aquél asiento y tomo firmemente la mano de aquél ángel a lo cual habia despertado.
- ¿Ha dónde fuiste? -Pregunto aquél antes de alzar sus alas. - Pensé que te habías ido...
- ¿Irme? Hacia donde cariño, solo fui por algo de beber - Sonrió antes de tomar su ala y lentamente acariciarla. - Me sorprende, es bastante suave.
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- No digas tonterías...
- No lo es, cariño... Te amo
- Sabes que también lo hago, realmente te amo.
Aquél ángel se había levantado para luego acercarse a él y rodearlo con sus brazos además de sus alas.
Ambos se quedaron mirando fijamente por unos minutos sin mencionar nada, Alastor sonrió antes de posar una de sus manos en el rostro de su amado.
