Capítulo 4.

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Hyunjin expandió sus sentidos. Había humanos en las cercanías. Seis de ellos. ¿Cómo no los había sentido antes?

—Lo siento, pero no te puedo dejar marchar —Jeongin dijo desde el otro lado de la valla de cadena—. Si te rindes ahora, será menos doloroso para ti.

No había manera alguna en el infierno que Hyunjin se fuese a rendir ahora que estaba libre.

Él sintió a los humanos moviéndose más cerca. ¿Jeongin estaba esperando que seis humanos lo detuviesen cuando él no fue capaz? Seis humanos, mierda, media docena de humanos no serían nada para él.

Un leve resplandor flotó en el aire vacío a su lado y una menuda mujer humana, con cabellos marrones trenzados en un moño, se materializó. Ella vestía una larga capa que se apartó para revelar un apretado atuendo de cuero que la cubría desde lo más alto de su cuello hasta abajo a sus botas. Sobre su pecho tenía un cinto con seis cuchillos de plata, y sujetado a su cinturón se hallaban varias pociones, muchas como las que Hyunjin había visto en la caja, y una ballesta doblada. Ella portaba una cadena de plata enrollada y sujetada a su cadera.

Estaba sosteniendo una estaca.

¿Una cazadora de vampiros? ¿Una cazadora de vampiros que se teletransportaba? Ella olía y parecía humana. Aunque, otra vez, así lo había hecho el íncubo.

Hyunjin se concentró y miró sus ojos.

—Deja caer la estaca —le ordenó.

Ella rio y se lanzó hacia él con la estaca en mano. Su orden era inútil contra ella, por más que él no estuviese seguro de lo que había hecho en el primer momento.

Hyunjin sacó sus brazos para proteger su pecho pero ella no atacó su corazón como él pensaba que haría. En cambio, dirigió la estaca hacia su bajo estómago y después la extrajo. La sangre salió de la herida.

Sangre a borbotones.

Estaba sangrando mucho más de lo que una herida como ésa tendría que sangrar.

Él empezó a sentirse más débil, como si su energía se estuviese drenando. Hyunjin lanzó un puñetazo hacia la mujer y golpeó a la misma altura en su pecho, enviándola a volar hacia la cerca de cadenas unidas. Un segundo antes de estamparse contra ella, la joven se teletransportó hacia el otro lado y derrapó sobre la suciedad y el hormigón. Tomó una respiración y reposó, agarrando su ballesta doblada y golpeándola para agrandarla.

Jeongin se deshizo de su abrigo de lana y empezó a desabrochar su camisa. —Lo quiero vivo, Haewon.

—Sí, señor —ella asintió.

Hyunjin fue hacia el bosque. Ésta no era una guerra que él quisiese. Él nunca se había enfrentado a un cazador de vampiros antes y estaba jodidamente seguro de que no quería enfrentarse a uno ahora. Los árboles y las pequeñas manchas de nieve se desdibujaban mientras se presionaba a sí mismo para correr lo más rápido posible. No estaba funcionando; era capaz de sentir a los humanos detrás de él. ¿Cómo en la tierra le seguían el ritmo?

Si no era capaz de correr más rápido que ellos, tendría que matarlos.

Hyunjin se deslizó y agarró el tronco de un árbol para darse a sí mismo una abrupta parada. Él centró su objetivo en uno de los humanos por el aroma y se lanzó a sí mismo en esa dirección. No había nadie ahí.

Desconcertado, miró a su alrededor.

Un latido después, él vio a un hombre con capa balanceándose veinte pies por encima de él en un árbol. Tenía una de sus armas extendidas y una delgada y fina cadena se disparó hacia adelante y lo pescó en una rama de árbol. El cazador dio un tirón y la cadena empezó a enrollarse dentro de su manga, impulsando al hombre a una velocidad salvaje. Cuando estuvo cerca del final, azotó su brazo y la cadena se desenganchó desde la rama del árbol, dejándolo elevarse por el aire. Mientras el ímpetu disminuía, él movió su otro brazo delante de él y otra cadena apareció, repitiendo el proceso.

Captive: Beautiful MonstersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora