Capítulo 25.

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Bump.

Los ojos de Hyunjin se abrieron gradualmente. Continuaba en la cama de Jeongin pero Yizhuo se había ido. Jeongin estaba sentado a su lado, su mano descansando sobre el pecho desnudo de Hyunjin. Intentó alejarse de su toque, pero su cuerpo no le respondió. Observó las cortinas, la luz del sol sangraba a su alrededor.

—Tuve un presentimiento que te despertarías —dijo Jeongin con una perfecta sonrisa.

Un profundo ruñido salió del pecho de Hyunjin.

Jeongin cerró sus ojos.

Bump.

Maldito sea.

—¿Disfrutaste eso? —preguntó Jeongin.

Por supuesto que lo había disfrutado. Había dejado su interior en llamas con deseo. Pero este solo era otro juego, otra provocación que ya no podía soportar.

Hyunjin le siseó.

Se concentró en la porción de su piel que Jeongin estaba tocando. Si él podía causarle placer a Yizhuo a través de su tacto, ¿podría hacer lo mismo con la repulsión? Hyunjin intentó establecer miedo en Jeongin.

Jeongin se rio. —Has tenido tus habilidades por menos de un día, ¿realmente crees que tendrán algún efecto en mí?

Hyunjin no respondió. Deseó poder moverse.

—¿Otra vez no me diriges la palabra? —Jeongin suspiró y apartó su mano de Hyunjin—. Está bien, no te tocaré si no quieres.

¿No lo haría? Él siempre había hecho lo que quería, los deseos de Hyunjin nunca antes le habían importado a Jeongin.

—Ojalá supieras cómo... hm, olvídalo. Descansa un poco, lamento haberte despertado. —Jeongin abandonó la cama y se dirigió hacia su escritorio para descansar.

¿Jeongin se había disculpado con él? ¿Qué demonios estaba sucediendo?

Incapaz de permanecer despierto más tiempo, Hyunjin se preocuparía por ello cuando cayera la noche.

Cuando se despertó, esperaba estar encadenado de vuelta en su catre, pero en cambio, sintió suaves sábanas de seda contra su piel desnuda.

Jeongin estaba trabajando en su escritorio. Se veía como si hubiese estado allí desde más temprano ese día. No estaba armado. Hyunjin podría estar sobre él antes que pudiera conseguir un arma. Sabía que Jeongin era fuerte, pero le llevaba unos momentos cambiar a su forma íncubo. Hyunjin podría romper su cuello antes que sucediera.

Pero Hyunjin no podía matarlo. Una parte de él quería vengarse por todo lo que Jeongin había hecho. Cada castigo que había sufrido lo desgarraba, pero el íncubo era la llave para su supervivencia ahora. Y, si era completamente honesto consigo mismo, Hyunjin continuaba sintiéndose atraído hacia él. Y lo odiaba.

Hyunjin suspiró y se levantó de la cama. Se arrodilló ante Jeongin y esperó.

Jeongin levantó la vista de su trabajo. —Dúchate y vístete, puedes hablar si así lo deseas.

Hyunjin no lo deseaba. Se puso de pie y caminó hacia la ducha.

—Puedes usar las duchas del baño si eso te resulta más cómodo —dijo Jeongin.

Sería más cómodo, pero ir allí se sentía como si fuese alguna clase de victoria para Jeongin, y él se negó a darle al general victorias fáciles. Entró a la ducha y abrió el agua caliente.

Mientras se bañaba, sintió los ojos de Jeongin sobre él, pero resistió la urgencia de mirar. Hyunjin no perdió el tiempo. Una vez estuvo limpio, apagó la ducha, se secó y volvió hacia su catre, donde ropas limpias estaban prolijamente dobladas. Dejó caer la toalla sobre el suelo y sonrió al oír el gruñido de Jeongin.

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⏰ Última actualización: Nov 02 ⏰

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