Capítulo 12.

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La noche siguiente, Hyunjin despertó en una prisión vacía. Todos los demás vampiros se hallaban ausentes de sus celdas, y el cuarto de observación estaba desierto.

Hyunjin se sentía mejor, aún cubierto con cortadas y raspones, y adolorido, pero sus huesos se repararon. Y sus sentidos regresaron, Hyunjin escuchó los latidos de los cazadores en el pasillo, montando guardia.

Se puso la ropa que estaba tendida para él.

Ahora que no se hallaba lisiado por el dolor, podía ver que los brazaletes de metal en sus antebrazos tenían símbolos rúnicos grabados en ellos. No brillaban, pero les recordó las que vio en el pecho de Chan. Los brazaletes eran fuertes con costuras no visibles en ellos.

Jugó con el collar en su cuello, era delgado, no más de un cuarto de centímetro de espeso y sólo unos cuantos centímetros de largo, pero no mostraba señales de movimiento. Tenía un solo lazo en la parte posterior para atar una cadena. Sentía runas grabadas en él también. No podría encontrar una costura en este... ¿le soldaron la maldita cosa?

Si nada más que hacer, se tendió en el piso y descansó.

Seis horas después del ocaso Jeongin entró al cuarto, usando pantalones bronce oscuro y un suéter azul claro estilo Oxford. A parte de cuando estaba desnudo o en ropa interior, era lo más casual que Hyunjin lo había visto. En su cinturón descansaba una estaca de madera y una bomba de plata.

Jeongin parecía sombrío. En su mano había una carpeta, gruesa con papel.

Hyunjin se puso de pie, dudando acercarse. ¿Por qué estaba armado? ¿Por qué sus cazadores esperaban afuera en el pasillo?

—De rodillas —comandó Jeongin mientras se paraba frente a la celda.

Hyunjin envolvió sus puños y miró al piso. Por un breve momento, consideró rebelarse pero no ganaría nada con ello y sólo terminaría de vuelta con más dolor.

Se arrodilló y bajó su cabeza como había visto a otros vampiros hacer cuando sea que Jeongin entraba.

—Arrodíllate sólo con la pierna izquierda. Coloca tu brazo derecho en tu pierna derecha, tu puño izquierdo debe estar en el suelo. Mantén tu cabeza gacha.

Hyunjin se acomodó.

—Bien. Cuando entre al cuarto, te arrodillarás. Te quedarás así hasta que yo, o alguien superior a mí, te diga que te levantes. Si alguna vez me ves de rodillas, haces lo mismo. Ahora mismo sólo tengo un solo invitado que es superior a mí, pero te diré cuando haya otros. ¿Recuerdas a la mujer pelirroja de cuando estuviste en la enfermería?

Nunca podría olvidarla, ella era la criatura más encantadora y repulsiva que había visto. ¿Cómo es que era superior a Jeongin? Él era un general, un guerrero. Ella no era una luchadora.

—Yizhuo —respondió.

Lady Yizhuo. Si la ves, tienes que arrodillarte ante ella. Debes llamarla “mi señora”. ¿Entiendes?

—Sí —Asintió Hyunjin.

—¿Sí, que?

Hyunjin cerró sus ojos y apretó la mandíbula.

—Sí, Maestro.

—Sé que aún te estás recuperando, pero no pidas sangre. No te voy a dar nada hoy. Alza la cabeza, pero quédate de rodillas.

Se preguntó por qué no le iban a dar sangre hoy cuando Jeongin había sido tan firme sobre él alimentándose cada noche. Hyunjin alzó la vista.

—¿Por qué estoy en una sola rodilla y no en dos como los otros vampiros?

Captive: Beautiful MonstersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora