En el momento en que el sol desapareció en el horizonte, Hyunjin despertó. Se encontró sorprendentemente complacido de no ser forzado a arrodillarse en el duro suelo de madera, aunque aún estaba encadenado. Estaba acostado en un catre improvisado.
Las cadenas de su collar y grilletes eran más largas ahora, aseguradas a la pared en vez del techo, lo que le daba espacio para moverse, solo un poco. Incluso alguien le había puesto una camisa fresca.
Al sentarse y estirar sus adoloridos músculos, notó que la mesa desbaratada ya no estaba, y que Jeongin se encontraba sentado sobre su cama, recargado en una cabecera acolchonada. Usaba solo un par de pantalones de pijama que le abrazaban las caderas justo debajo de la V. Hyunjin quería lamerlo ahí y tal vez mordisquearlo. Hizo caso omiso al pensamiento.
Alrededor de Jeongin había un puñado de carpetas con papeleo. Parecían reportes oficiales, él se encontraba leyendo uno.
Desde que conoció a este hombre, Hyunjin había estado encarcelado de alguna forma u otra. Estaba tentado a regresar al silencio, ver cuánto más podía aguantar, pero estaba tan jodidamente hambriento que no tomaría mucho para tentar al vampiro en él. Jeongin, quien obviamente sabía controlarlo, podía pincharse el dedo y Hyunjin estaría completamente bajo su voluntad, dispuesto a hacer cualquier cosa por la sangre.
Lo peor es que sabía que el general aun no comenzaba con las verdaderas torturas. Había visto las marcas de latigazos que Chan había infringido al vampiro en la celda, y como la vampira hambrienta, Minjeong, ignoraba sus instintos por miedo a lo que Jeongin le pudiera hacer. Había visto lo quebrados que estaban esos vampiros. Le estaban tratando diferente por alguna razón. Si se mantenía callado, nunca averiguaría por qué.
Indeciso sobre qué decir, o por donde comenzar, Hyunjin miró al general hojear sus papeles. Jeongin se sentó más derecho y bajó el reporte.
—Si quieres sangre solo tienes que pedírmela.
Era extraño como podía leer a Hyunjin tan fácilmente.
—¿Me puedes dar algo de sangre?
—Sí —Jeongin sonrió y levantó el teléfono fijo de su mesa de noche.
—Mándenlo —dijo y colgó. Miró a Hyunjin por un momento. Cuando este no dijo nada, regresó a leer su reporte—. ¿Por qué no comienzas con algunas preguntas fáciles y luego te abres paso a las más difíciles? —sugirió, sin levantar la mirada.
Ah, las preguntas difíciles… como: ¿Por qué lo abrieron y qué fue lo que el doctor encontró dentro de él que hizo que reaccionaran de manera tan extrema?
Sin importar cuanto Hyunjin quería las respuestas, comenzar con algo más fácil parecía una buena idea, pero ni siquiera sabía cuál de ellas escoger. Temía que vocalizar algunas de sus preguntas lo harían parecer demasiado joven e inexperto. Se movió en el catre. ¿Y por qué le importaba lo que Jeongin pensaba de él?
—¿Enserio hay dragones? —Hyunjin preguntó por fin.
Jeongin rio y bajo su reporte de nuevo.
—Sabía que no resistirías esa pregunta. Sí, hay dragones. Se les ha forzado a dormir, escondidos entre sus hordas. Si alguno despierta, lo cazamos. Los dragones son una amenaza para todos nosotros. Buscan gobernar y que todos se inclinen ante ellos. Si alguna vez te topas con uno, corre.
Las cadenas en sus brazos se sacudieron mientras Hyunjin paso sus manos sobre su pelo y rastrojo. Dragones. —¿Qué hay de cosas como los hombres lobo?
—Los lobos existen pero solo hay un puñado restante. Ellos, junto con los cambia formas eran, hace tiempo, una tercera facción de esta guerra pero la mayoría murió hace siglos. Los pocos que quedan se mantienen alejados de nuestro camino o actúan como mercenarios. Ya no los cazamos a menos que estén causando problemas.
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Captive: Beautiful Monsters
FanficHyunjin ha pasado siete años luchando contra la insaciable hambre de sangre que lo consume. Incapaz de impedir que el vampiro dentro de él sea la presa de los seres humanos, se mantiene confinado a una existencia solitaria. Todo cambia la noche en q...