Capítulo 3.

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El íncubo parecía sentir la angustia creciente dentro de Hyunjin. Su expresión se suavizó hacia una de lástima.

—Morir a causa el sol es extremadamente doloroso. Si tú quisieras, yo podría clavarte una estaca y matarte para que no sientas nada.

—¿No me matará la estaca? —Hyunjin preguntó. Los ojos del íncubo se volvieron a llenar de pena. Hyunjin lo odió cuando él lo miró de esa manera. Lo hizo sentirse pequeño.

—No, te dormirá y te mantendrá como en un estado en coma. Después te decapitaré. No sentirás cosa alguna.

El íncubo se acercó hacia uno de los montones de fragmentos y empujó un panel oculto. Extrajo una caja con adornos de madera y la puso en una mesa cercana, volteó hacia arriba dos pestillos, y pulsando, abrió la tapa. Dentro había una larga espada de plata, una daga envainada, tres estacas de madera, una hilera de viales llenos con líquidos de distintos colores, una jeringa, una porra de tiza verde, y un par de pinzas dentales.

Inspeccionando los artículos, los instintos de Hyunjin corrieron a máxima velocidad y el pánico lo inundó. Él retrocedió, tan lejos del íncubo como fue capaz, y se preguntó cuántos otros vampiros habían sido cazados en esta trampa. ¿Cuántos perecieron aquí? Cuando se chocó contra la pared invisible, se deslizó hacia sus rodillas y masajeó sus sienes.

—No quiero morir —susurró Hyunjin demasiado bajo, por lo que no estuvo seguro de que el íncubo hubiese sido capaz de escucharlo—. Pero si tú me estás dando a optar sobre mi muerte, esperaré al sol. No me importaría verlo surgir de nuevo.

El íncubo asintió hacia él y cerró la caja.

Eso tomó cada onza de control que Hyunjin tenía en sí mismo para no empezar a rogarle al íncubo que lo soltara.

—¿Cuál es tu nombre? —Hyunjin preguntó sólo para tener otra cosa en la que pensar.

El íncubo caminó de un lado a otro fuera de la jaula invisible. ¿Estaría hambriento? Estaba mirando a Hyunjin como si fuese su cena. Quizá le gustaría verlo de rodillas.

—Jeongin.

Hyunjin nunca había escuchado un nombre como ése antes.

—Yo soy Hyunjin. Diría que fue bueno conocerte pero... tú sabes...

Jeongin se rio entre dientes.

—¿Vas a estar aquí hasta que esté muerto?

—Lo estaré.

Hyunjin estaba aliviado de que él no estuviese solo cuando eso pasase, aún si el hombre que estuviese con él fuese el único que lo mataría.

—¿Podrías dejar de pasearte? —Hyunjin preguntó—. O quizá sólo entra aquí y aliméntate de mí.

Jeongin se detuvo y elevó una ceja.

—Eso no va a suceder.

—¿Por qué no? Tú obviamente lo quieres. —Hyunjin lo quería también. Si iba a morir de cualquier modo, bien podría tener sexo antes de que eso pasase. Él ya sabía que el íncubo le podría hacer sentir increíble. Espera. No. Él no estaba pensando claramente en estos momentos. ¿O sí? Esto le encolerizaba.

—A no ser que tú estuvieses encadenado o drogado, no hay manera de que yo ponga un pie aquí. Encuentro extraordinario que tú seas capaz de romper mi control. Aún no tienes diez años siquiera, ¿no?

Ah, así que ellos no incluían sus años humanos. —Siete.

—Romper mi control es algo que pocos vampiros pueden hacer, incluso algunos vampiros lores han tenido problemas conmigo. Me pregunto quién te convirtió. —Los ojos de Jeongin lo estudiaron de un modo analítico y frío, como si intentase resolver un rompecabezas.

Captive: Beautiful MonstersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora