Hyunjin se puso de pie, su alma expuesta.
Jeongin siempre parecía saber lo que quería Hyunjin. Lo que necesitaba. Lo odiaba. Y odiaba que estuviera aprendiendo todo acerca de los vampiros de un hombre que los había estado matando durante un milenio.
—No hay nada malo en ti —aseguró Jeongin—, pero eres diferente.
—¿De qué manera? —Hyunjin dio un paso hacia Jeongin, olvidándose de que estaba al final de su cadena. Su cuello lo tiró hacia atrás—. Maldición.
Simpatía cruzó los ojos de Jeongin como si se sintiera mal porque Hyunjin estaba encadenado. Hyunjin no lo creyó, ni siquiera por un momento. Si realmente se sentía mal por el collar, podía quitarlo.
—¿Sabes qué es una bolsa de sangre? —preguntó.
Hyunjin pasó ausente la mano por su torso al lugar por el que había sido apuñalado con la estaca.
—He oído decirlo a tu cazador. Supongo que tiene sangre dentro de mí.
—Sí y no. La bolsa de sangre tiene sangre condensada, por la falta de un término mejor, es la energía de la sangre. Es donde los vampiros sacan su poder. Si te enfocas, puedes dirigir el poder para mejorar tus habilidades. Si, por ejemplo, quieres curarte más rápido, o empujarte a moverte más rápido, tocarías en tu bolsa de sangre. Es de lo que sacas cuando obligas a alguien.
Hyunjin cerró los ojos y sintió los filamentos de poder dentro de él. Centrándose en ellos, se hicieron visibles en su mente. Rojos y remolinos, se agruparon y se retorcieron en su vientre, esperando su orden. Esto era nuevo, y sin embargo era natural, como si hubiera sido capaz de verlos a lo largo de todo, pero nunca lo pensó mucho. Con este nuevo conocimiento, quería probarlo.
Agarró muchos de los remolinos de poder y los acercó a sus oídos. El escuchó.
Había gente caminando por el pasillo afuera, una cena dos niveles abajo, un humano cambiando las sábanas, la charla de cazadores... oía todo. Contó a la gente. Había diecisiete íncubos en el edificio, sin contar a Jeongin, y sesenta y tres humanos. Hyunjin se preguntó cuántos eran cazadores y cuántos servían a otros papeles, como médico o tal vez cocineros o criadas.
Se acercó a los otros cinco vampiros. Oía los corazones batir sólo una vez cada pocos minutos, excepto el de Minjeong, que se habían detenido porque no había tenido sangre en mucho tiempo. Fue la ausencia de ruido lo que le ayudó a concentrarse en ellos.
Ampliando su audición hacia el exterior, descubrió docenas de humanos patrullando los terrenos.
Y un vampiro. Estaba esquivando cada una de las patrullas, acercándose cada vez más. Escuchó cuando el vampiro trepó por la pared exterior, clavando sus garras en la piedra.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Jeongin. Hyunjin había permanecido inmóvil durante muchos minutos con los ojos cerrados. El cuerpo a los pies de Hyunjin había desaparecido, parecía que Jeongin lo limpiaba.
Hyunjin miró hacia la ventana.
—Hay un vampiro parado en tu balcón.
Jeongin sacudió la cabeza y cruzó los brazos sobre su pecho desnudo.
—Ningún vampiro podría llegar tan cerca de este lugar desapercibido. Incluso si pudiera, podría sentir uno parado en mi balcón.
Hyunjin se encogió de hombros. No le importaba de una manera u otra si Jeongin le creía pero se preguntó qué estaría haciendo el vampiro ahí fuera. Hyunjin siguió mirando en esa dirección.
Irritado, Jeongin se acercó a las cortinas.
—No hay vampiro, Hyunjin. —Abrió las cortinas.
Él estaba en lo correcto. No había vampiro por ahí. El balcón estaba vacío.
ESTÁS LEYENDO
Captive: Beautiful Monsters
FanfictionHyunjin ha pasado siete años luchando contra la insaciable hambre de sangre que lo consume. Incapaz de impedir que el vampiro dentro de él sea la presa de los seres humanos, se mantiene confinado a una existencia solitaria. Todo cambia la noche en q...