Capítulo 11.

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Dolor.

Cada pulgada de él dolía. El cuerpo de Hyunjin estaba destrozado. La primera noche le tomó horas hasta que pudo abrir sus ojos. Miró hacia arriba y observó el techo de una celda de prisión. No se podía mover, ni siquiera para levantar su cabeza y echar un vistazo alrededor. Sus sentidos estaban limitados, no podía oler, y su visión se mantenía borrosa. Podía escuchar, pero no muy bien; sospechaba que uno de sus tímpanos se había reventado.

Sintió un nuevo collar alrededor de su cuello, apretado y pesado. No llevaba camisa o zapatos y un intricado metal le pellizcaba la muñeca y las piernas. En un punto escuchó gritos. Le tomó un tiempo notar que los gritos venían de él.

Sangre.

Necesitaba sangre. No se podía curar sin ella. Forzado a estar tendido en agonía, atrapado en su propio cuerpo, ni siquiera tenía la energía para salirse de su lado vampiro.

El tiempo pasaba, pero no tenía idea de cuánto. Quería mantener la cuenta, pero su mente estaba borrosa y causaba que se olvidara de ello. ¿Fueron semanas? La única liberación que tuvo fue cuando se desmayó o cuando el sol subió y lo forzó a dormir.

No podía soportar esto.


No podía soportar esto

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Dolor. Cada noche, se despertaba tan pronto como el sol se ponía, y cada noche quería desesperadamente quedarse dormido. Estar despierto sólo significaba miseria.

Esta noche, cuando Hyunjin abrió sus ojos, Jeongin se encontraba parado sobre él. Llevaba un traje y no tenía ninguna de las heridas que Hyunjin había causado.

El miedo lo inundó y luchó para alejarse de Jeongin, pero no se podía mover.

Jeongin lo miró por un tiempo hasta que finalmente puso una mano en el pecho de Hyunjin.

—Sigues siendo tú mismo, joven.

Una ola de tranquilidad se sumergió en él y no peleo contra ella. Era la primera cosa placentera que había sentido en semanas. Lágrimas salían por las esquinas de los ojos de Hyunjin.

Misericordia.

Sangre.

Le preguntaría a Jeongin por sangre, le rogaría incluso. Se entregaría a cualquier humillación, si tan sólo pudiera obtener sangre. No tenía idea de que pudiera ser así. No tenía idea de que el hambre se pondría así de mal o que su cuerpo pudiera estar tan roto y herido.

Trató de hablar pero sus palabras eran ilegibles como si su cerebro no pudiera colocarlas en el orden correcto.

—No quería herirte de esta manera. No debería haber dejado que llegara tan lejos. Algunas veces olvido lo que es ser joven: imprudente, sin entrenamiento y fuera de control —Jeongin se inclinó al oído de Hyunjin que aún funcionaba—. Si me vuelves a atacar de nuevo, será mejor que te asegures que de verdad me mataste, porque este castigo es sólo una pequeña prueba del dolor que puedo descargar en ti. Parpadea si entiendes.

Captive: Beautiful MonstersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora