La noche había descendido completamente cuando Chiara salió del vestuario. El eco de las conversaciones y risas de sus compañeras aún resonaba en el pasillo, pero ella necesitaba un momento de tranquilidad para ordenar sus pensamientos después del intenso entrenamiento. Al salir, el aire fresco de la noche la envolvió suavemente, proporcionando un breve respiro a la maraña de emociones que la invadía. El cielo estrellado parecía ofrecer un manto de calma que contrastaba con la agitación interna que sentía.
Mientras se dirigía al estacionamiento, los murmullos a su alrededor la sacaron de sus pensamientos. Paula, con su característica energía inagotable, se acercó con una sonrisa juguetona que reflejaba una preocupación genuina.
—¡Chiara! —la saludó alegremente—. ¿Todo bien? Te vi un poco pensativa cuando saliste.
Chiara asintió, esforzándose por sonreír a pesar del cansancio. —Sí, todo bien. Solo estaba pensando en el entrenamiento.
—¿Seguro? —insistió Paula, inclinando la cabeza y mirándola con una mezcla de curiosidad y preocupación—. Fue un día movido, ¿no? ¡Ese gol que casi te hacen fue una locura!
—Sí, fue intenso —respondió Chiara, tratando de no parecer evasiva—. Pero nada fuera de lo normal.
Paula parecía decidida a profundizar en la conversación, pero antes de que pudiera decir algo más, se les unieron Hugo, Laura y David, tres compañeros del equipo. Hugo, con su actitud generalmente reservada, y Laura, con su risa contagiosa, eran la contraposición perfecta del carácter más relajado de David, que siempre tenía un comentario ingenioso listo. Los tres estaban de buen humor, pero una leve tensión se hizo evidente cuando Violeta apareció en la distancia, apoyada contra su coche y revisando su teléfono.
—¡Chiara! —exclamó David con una sonrisa amplia—. ¡Qué partidazo te marcaste hoy! ¿Cómo te sientes después de semejante parada?
—Sí, fue impresionante —agregó Laura, dándole un suave codazo con complicidad—. Aunque admito que casi me da un infarto cuando vi ese balón venir hacia ti.
Hugo, más serio de lo habitual, miró a Chiara con aprobación. —Lo hiciste bien. Todos lo hicimos, pero necesitamos mantener ese nivel si queremos ganar el torneo.
Mientras hablaban, Chiara observó cómo los ojos de Hugo se desviaban hacia Violeta, y notó cómo su expresión se endurecía levemente. Hugo respetaba a Violeta en el equipo, y aunque nunca lo admitiría en voz alta, era evidente que también sentía un poco de temor hacia ella. Su popularidad y habilidad en el campo la habían convertido en una figura intimidante para muchos, casi como una leyenda viviente del deporte y del Bachillerato en general.
Paula, al percibir la dirección en la que se desarrollaba la conversación, intentó redirigirla. —Sí, pero no solo es cuestión de mantener el nivel —dijo, buscando la mirada de Chiara con insistencia—. Es también asegurarnos de que todos estamos en la misma sintonía, ¿no?
Chiara asintió, aunque su mente seguía parcialmente centrada en Violeta, que ahora había levantado la vista del teléfono y estaba observando al grupo desde la distancia. Había algo en su expresión que desconcertaba a Chiara, una mezcla de indiferencia y una distancia emocional difícil de interpretar.
—Ey, Violeta —gritó David, levantando una mano en un saludo que parecía más un intento de agradar que un gesto genuino.
—Hola —respondió Violeta sin moverse de su lugar, su voz cortante pero no descortés. No hizo ningún esfuerzo por acercarse, y su presencia parecía bastar para que el grupo se mostrara algo más reservado.
—¿Te unes a nosotros? —Laura intentó suavizar la situación, su tono ligeramente nervioso—. Vamos a caminar un poco antes de irnos.
Violeta negó con la cabeza, manteniendo su distancia. —Gracias, pero voy a casa. Ha sido un día largo.
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I hate loving you - KIVI - Enemies to lovers
FanficChiara Oliver, una chica no muy popular, pero que suele caer bien. Mantiene un grupo de tres del cual forman parte Martin y Ruslana, se conocen desde la primaria. Violeta Hódar, típica popular que tiene a medio mundo detrás de ella. Sus amigas son...