𝐬𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐬 || (Tom Kaulitz)

14. ᴄᴀᴍᴘᴏ ᴅᴇ ᴛɪʀᴏᴛᴇᴏ

Me levanté temprano al sentir una brisa cálida recorrer mi cuerpo, incómoda por la sensación de frío me levanté y me fijé que la ventana de mi habitación que estaba abierta. No recuerdo haberla dejado abierta durante la noche, es más estaba segura que antes de dormir estaba cerrada.
Me asomé delicadamente a la ventana y solo se observaba el cielo gris y los arboles moviéndose por el viento que hacía.

El lugar donde me estoy quedando era realmente apartado de la ciudad, solo hay alrededor árboles y más árboles.

Un sonido en mi puerta me hacer sobresaltar y me giro rápidamente.

Es Tom.

— Eli me dijo que te avise que el desayuno ya está listo.— habló seco sin mostrar ninguna expresión

Asentí.

Cerró la puerta para luego dar un profundo suspiro.

No me esperaba que sea Tom y más que me dirija la palabra.

Me aliste rápido y salí a desayunar.

— Buenos días Leah, hoy acuérdate que después del desayuno vamos al campo.

Asentó mientras me tomaba un café.

Bill no estaba en casa, pensé que tal vez se había ido hacer cosas privadas o algo por el estilo.

— Tom, también irás tú.— habló Eli

Tom miró a Eli con cara de asombro y a la vez de incomodidad.

— No es necesario que vaya yo, contigo ya está bien.— comentó el.

— Cállate Tom— hizo una breve pausa—siempre es bueno tener un chico a nuestro lado.

No comenté nada, solo me dediqué acabar mi desayuno.

(...)

— Toma— habló el dándome un chubasquero negro.— Va a llover.

— No lo necesito.— dije por primera vez dirigiéndome a él

— No seas ridícula y cógelo.— dijo alzando la mano con el chubasquero para que lo coga

— Estúpido — solté

— Haz lo que quieras.— soltó el chubasquero dejándolo en el sofá para luego darse media vuelta.

— Cariño, coge el chubasquero o a lo contrario te enfermarás.— dijo Eli

Sin más que decir y sin ningún remedio tuve que volver a coger el chubasquero y ponérmelo.

— Bueno chicos!, hora de irnos— dijo emocionada.— Hace días que no agarro una pistola, esto va hacer emocionante.—dijo Eli dando saltitos mientras nos íbamos del departamento.

Tom se subió de copiloto, Eli era la que conducía y yo iba en los asientos de atrás.

Estaba comenzando a llover y al parecer an Eli no le importa que el tiempo esté así para ir a un campo de tiros.

Abrí mi bolsa y maldije por no haber traído ni una botella de agua sabía que cuando estuviéramos regresando de allí me iba a morir de sed.