Habían pasado apenas dos días y Elías había llevado su día con normalidad. Por la mañana, después de asegurarse de que todo estuviera en orden con el nuevo tutor de Camille y de dejar a los sirvientes sombra a cargo de cuidarla, salió como de costumbre. Estos sirvientes, creaciones mantenidas en funcionamiento a lo largo de generaciones de Ainsworth, no eran humanos, pero parecían desempeñar su labor mejor que muchos seres humanos, y lo mejor era que lo hacían con discreción. Al ser creaciones destinadas a servir, era prácticamente imposible que surgieran temas delicados fuera de los muros de la mansión. Eran, simplemente, prácticos. Incluso podrían hacerse pasar por humanos cuando habían visitas presentes.
Por la tarde, Elías se encontraba en la biblioteca, como de costumbre, sumergido en la tarea de traducir un libro cuya pasta, de color caoba, mostraba los estragos del paso del tiempo. Aunque aún no lograba descifrar completamente su contenido, al menos había conseguido leer el título: "Esencias". Mientras trataba de dar sentido a las primeras páginas, escuchó la puerta abrirse, y al levantar la vista, se encontró con la figura de Elliot adentrándose en el lugar.
Elliot se dirigió directamente a la sección que había visitado la última vez, mostrando un evidente desinterés por la presencia de Elías.
— Es bastante descortés entrar aquí sin siquiera saludar, ¿no crees? —comentó Elías, apareciendo de repente a su lado, lo que provocó un leve sobresalto en Elliot.
— Oh, lo siento, no te vi... —respondió Elliot, sin apartar la mirada del libro que sostenía entre sus manos.
Elías dejó escapar una risita ante la distracción de Elliot.
— ¿Qué estás leyendo esta vez? —preguntó Elías con genuina curiosidad, mientras observaba el libro que Elliot examinaba detenidamente.
— Un poco de anatomía —respondió Elliot con un tono indiferente, aunque no pudo evitar que se le escapara una pequeña sonrisa ladeada.
— ¿Anatomía? Interesante... —dijo Elías con una sonrisa, pareciendo intrigado y emocionado a la vez—. Supongo que compartimos intereses, también estuve leyendo algo similar el otro día, aunque... ese libro que tienes en realidad...
Elliot devolvió la sonrisa, interrumpiendo a Elías antes de que terminara de hablar.
— Supongo que soy bueno en la teoría y en la práctica —añadió, con un tono que sugería algo más que una simple lectura sobre anatomía.
La respuesta de Elliot intrigó a Elías, quien finalmente captó la insinuación. Arqueó una ceja, sorprendido por el doble sentido que acababa de comprender.
— Ah, entiendo —dijo con una risita nerviosa, tratando de disimular su tardanza en captar la broma.
Elliot pareció divertirse ante la reacción de Elías y guardó silencio unos segundos, luchando por contener una risa.
— Supongo que puedo decir que siempre he tenido un interés especial en las... partes internas —añadió con una sonrisa traviesa.
Elías contuvo una risa nerviosa, sorprendido por la audacia de Elliot.
— Eso suena interesante, sí, bastante interesante —respondió con una sonrisa, tratando de mantener la compostura mientras su mente ya había empezado a maquinar diversos escenarios ante las insinuaciones de Elliot.
Elliot continuó, dejando escapar una risita burlona mientras sus ojos brillaban con un poco de malicia.
— Pero, ¿sabes? Creo que las lecciones prácticas son mucho más... reveladoras que cualquier libro —dijo, jugando con las palabras y lanzando una mirada traviesa a Elías.
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Rébeiller Prólogue
Teen FictionEn la Valencia de 1919, una ciudad que aún se tambalea por las secuelas de la Gran Guerra, dos jóvenes de dieciocho años, Elías y Elliot, se encuentran en una encrucijada entre el mundo mágico, sobrenatural y humano. Elías, heredero de un oscuro li...