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Guido
¡Es la casa perfecta! -Dije, mirando el patio delantero. Aunque está descuidado, podía imaginarme dándole vida.
- ¿Vos decís? -Pato mira todo frunciendo su nariz, con algo de desagrado.
- ¿Qué le parece señor? -Preguntó el agente inmobiliario.
- Tenía razón, es la casa que estoy buscando. Gracias. Quiero empezar con el papelerío cuanto antes. -Dicho esto, el agente nos guió hasta la puerta. Patricio y yo lo seguimos con mi auto hasta la inmobiliaria, dónde terminamos de hablar cada detalle de la compra.

Es la casa perfecta. -Admití nuevamente, ésta vez ante Gastón, que acomodaba una pila de piel de maníes.
- A mí no me parece. -Acotó Patricio, otra vez.
- ¿Por qué? -Le retrucó Gastón. 
- Está muy desmejorada. Le falta mucho trabajo. Trabajo que seguramente nos pedirá a nosotros. ¿Sabes cuántos años hace que no pinto una pared? -Con Gastón nos reímos al unísono. 
- Patricio Máximo, tu hermano se está por comprar una casa que le encanta y vos solo pensas en si te va a pedir ayuda. -Mamá le cortó el rostro, llegando a la mesa con rodajas de pan y queso rallado. Se vienen unas ricas pastas al pesto hechas por mamá.
- Me encanta que estés tan entusiasmado hijo ¿Cuándo te mudas? -Ella siempre tan dulce.
- A fin de mes, cuando entregue el departamento. -Mientras le cuento, me imagino acomodándome en mi nueva casa.
- ¿Dónde era? -Preguntó Gastón, sacándose sus lentes y refregando sus ojos.
- En la loma del orto. -Bufó Patricio.
- Máster ¿Podes dejar de tirarme abajo y alegrarte por mí? Me gusta la casa. Y queda en Temperley Gusti, alejado de absolutamente todo. -Nuevamente me imaginé recargando mi cuerpo en una hamaca paraguaya en el patio de mi nueva casa.
- ¿Lejos de la familia también? -Preguntó mamá desde la cocina.                      Me levanté, la abracé y le dejé un beso en la frente.                                                          - Eso nunca, ma. Sabes que los amo.

*3 meses después*

Durante estos meses me tomé, al menos dos horas de cada día, para venir a mi casa y ponerla a tono. Desde la instalación eléctrica hasta la pintura. La pinté de blanco, tanto por dentro como por fuera, puse una lona en la reja, ya que da a la calle y se veía todo. Gastón me restauró puertas y ventanas con las herramientas de nuestro abuelo. Pato me ayudó a darle vida al patio y al cantero que tengo en la entrada. Yo me encargué de acomodar los muebles adentro, creo que ya los cambié de lugar unas 50 veces, pero ésta vez sí quedaron como me gusta. Hoy puedo decir que terminé.

Estacioné mi auto y cerré la reja.
- Ahora sí campeones, son libres. -Le abrí la puerta a mis tres chihuahuas para que se adueñen del lugar. Rápidamente se fueron a mear cada rincón. Abrí la puerta del patio e ingresé a la galería. Me encanta cómo está distribuida la casa. Luego, abrí la puerta de mi hogar. Había olor a pintura ya seca y un silencio encantador que rápidamente tapé con Depeche Mode. Lo bueno es que no tengo vecinos aledaños, de un lado hay un laboratorio y del otro un consultorio odontológico, los cuales solo trabajan por la mañana. Después de las 15 hs quedo completamente solo. ¡Chau vecinos molestos que me hacían bajar la música! A pesar de que me había traído cosas para comer, tenía ganas de cocinar unos patys a la parrilla, así que tomé mi billetera y salí a recorrer el centro comercial que tengo a la vuelta. Sí, un centro comercial de más de 10 cuadras a la vuelta de mi casa. Un golazo.

Agustina
Estoy en mi habitación, chateando con mis amigas Mar y Kira, tenemos un grupo de Whatsapp y estamos casi todo el día prendido a él. Mientras ellas hablan de su Patito querido, yo pienso en su hermano Guido, mi Guido.

✓✓ Qué estará haciendo Guido ahora chicas?

✓✓ Jugando a la play en bóxer seguro!!

Respondió Kira automáticamente y mi mente voló. Realmente lo imaginé en un sillón blanco, mullido, con una rodilla flexionada y su joystick entre sus partes, totalmente relajado.
- Agus. -Mi mamá entró de repente a la habitación, y me asustó.
- Ay mami, ya te dije que golpees. -Además de que interrumpió mi imaginación.
- Pero si no estás haciendo nada raro. -No la entiende.
- Pero podría mamá, respeta mi intimidad por favor. -Repetí por infinita vez.
- Está bien. Solo quería pedirte que vayas hasta la fiambrería.

Dejé el celular a un lado y me levanté, fuimos hasta el comedor con mi mamá. Allí me dió la plata y la orden de compra: medio kilo de queso fresco y aceitunas. Ah sí, hoy a la noche hay pizza casera porque vienen Kira y Mar a boludear. Tomé las llaves y salí. Saludé a un par de vecinos mientras llegaba a la esquina y luego doblé hacia la avenida, hacia el gran centro comercial que rodea el barrio. Pasé por la casa que estaban remodelando, ví que había tres
perritos blancos mirando hacia la calle. Sonreí al verlos, primero porque amo a los animales y segundo porque me recordaron a los perritos de Guido. Caminé unos metros más y llegué a la fiambrería. Saqué número y me quedé cerca de la puerta, la gente estaba amontonada en el centro del local. Miraba el número; 34, 'la edad de Guido' pensaba. 'Estoy mal de la cabeza' me repetí, es que solo pienso en él últimamente. Y cuando levanté la vista... ¡Lo vi! ¡Es Guido! ¿Guido? ¿Cómo puede ser? Me quedé por un rato paralizada y luego me asomé por la puerta. La melena rubia caminaba ya cerca de la esquina. Era él, su ropa, su pelo, su forma de caminar. ¡¡Es Guido caminando por mi barrio!!

Dᴇᴊᴀʀᴇ́ ʟᴀ Cɪᴜᴅᴀᴅ [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora