12

130 6 0
                                    

Guido

- ¡Por fin loco! -Dije, abriéndole la puerta a Patricio.
- Por fin qué, pendejo. Te mudas a dos horas de nuestra casa y la culpa es mía.
- Bueno, bueno, pasá y listo. -Cierro la puerta con bronca.
- ¿Me podés explicar lo que pasó? -Arquea una de sus peludas cejas.
- Agustina es una fan. -Le cuento, furioso.
Patricio no emite palabra alguna y me esta poniendo más nervioso.- ¿¡Escuchaste pelotudo!?
- ¡Para! Si que escuché y no entiendo que mierda te pasa. Es una fan ¿Y?
- Que estuvo acá Patricio, le presenté a mamá y todo. Pensé que era una chica que no tenía absolutamente nada que ver con nuestro mundo de mierda.
- ¿Mundo de mierda? ¿Ahora renegas? No te entiendo pelotudo. Tenés todo lo que los demás sueñan, minas, plata, música, giras. -Enumera con sus dedos.- Y ahora querés ser un pibito común y corriente que juega a enamorar a su vecina. Estas mal de la cabeza Guido.
Suena el timbre y me descoloca.
- ¡¡¡Da la cara Guido!!!

Salimos con Patricio hacia la entrada.
- ¡¡Guido sabemos que estás ahí!! -Siguen gritando. Son Mar y Kira
- ¡Paren un poco locas! Dejen de gritar.
- ¡Pero cerra el orto pelotudo! -Kira está roja.
Abro la puerta.
- ¡Sos un pelotudo Guido! ¿¡Sabías!? -La tal Mar me increpa.
- Si, claro que lo sabe. Nació así. -Mi hermano palmea mi hombro y lo miro con desprecio.
- Hiciste sufrir a una piba que no te haría nada malo nunca. La hiciste sentir poca cosa, la hiciste sentir una mala mina por ocultarte la verdad. ¿Tanto loco? ¿Tanto porque los escuchamos? ¿Qué somos las fans para ustedes? ¿Gente de mierda? Te recuerdo que esta casa te la compraste gracias a todas las boludas que te bancan. Mínimo pedimos respeto, mínimo. -Kira me canta las cuarenta.
La escucho, tieso. Estoy cayendo en la cuenta de lo que hice, guiado por un impulso.
- ¿Y? ¡Hablá! Por lo menos admití que sos un pelotudo. -Mar me presiona.
Patricio suelta una carcajada y yo empiezo a sentirme avergonzado y amenazado.
- ¡Y vos de qué carajo te reís! -Kira vino con los tapones de punta.
- Ey, para nena. Yo estoy de su lado, ya le dije que se equivocó feo y que no puede escapar de quién es.
- Bue. - Mar rueda los ojos.- Al fin Patricio dice algo coherente.
- ¿Perdón? ¿Soy un incoherente para vos?
- Son incoherentes los dos, siempre. ¿No se dan cuenta que no son tan capos como se creen? No todas las minas que se acercan a ustedes los van a idolatrar y admirar. Agustina estaba muy feliz de poder conocerte Guido, dejó de lado su fanatismo para conocerte en serio, aunque sea para llevarse bien, para ser amigos, no se merecía el desprecio que le hiciste, más te vale que te disculpes y recompenses su dolor ¿Si? ¿Quedó claro?
- Clarísimo. Y quedense tranquilas que me iba a dar cuenta por mis propios medios, no soy tan idiota como parezco.
- Bue. Ponele. -Mar rueda los ojos. No nos da tregua.
- Bueno che, no le falten el respeto ustedes tampoco eh. -Mi hermano me defiende.
Nos mira a todos buscando que nos calmemos.
Mi cabeza late y me siento realmente apenado por mi actitud.
- ¿Está en la casa ahora?
- No, tuvo que llevar a su hermanito a fútbol. Más te vale que después des la cara. -Dijo Kira, señalándome.
Imposible decirle que no a su mirada condenatoria.
- Si nena, si. Esta tarde hablo con ella.

Agustina

Guido me llamó toda la tarde y me mandó un par de WhatsApp diciéndome que quiere hablar conmigo. Pero no hice más que ignorarlo. No sé qué hacer. Por un lado, me dolió toda su hostilidad, creo que se pasó de la raya o al menos de la mía. Por otro, me desilusiona. Lo creía mucho más maduro, por lo que iba conociendo. También, me abrió los ojos a muchas incógnitas. ¿Estoy dispuesta a estar con él y conocerlo? ¿Lo idealicé todo este tiempo? ¿Estoy enamorada cómo creía? ¿Qué haríamos juntos? ¿Qué tiene él que me gusta tanto? Son dudas que me matan la cabeza, dudas que me hicieron despegar del papel de fan en el que estuve todos estos años.
Todo se vuelve cada vez más real y el miedo a enamorarme de verdad, me mata la cabeza.

Termino de cenar y me preparo para bañarme. Antes de entrar al baño mi celular comienza a sonar, otra vez; otra vez Guido. Mi corazón bombea fuerte y ésta vez atiendo.
- Hola.
- Hola. Al fin Agus.
- Si, ya veo que no te vas a dar por vencido así que hablemos. ¿Qué pasa?
- Necesito verte y pedirte disculpas Agustina, se me cae la cara de vergüenza pero lo hecho, hecho está y ahora corresponde que te pida perdón.
- Está bien, acepto las disculpas. -Son todas las palabras que puedo emitir.
- Pero podemos juntarnos a charlar, un rato aunque sea.
- No sé Guido, al menos no ahora. Ni mañana. Te aviso ¿Si?
- Está bien, yo quería verte lo antes posible pero entiendo, me avisas y coordinamos cuando quieras. ¿Cómo estás?
- Dale, hablamos entonces. Un beso. Chau. -Le corto, sin más preámbulos.
Me quedo tildada, con el celular en la mano y contra mi pecho, mirando la pared pero pensando en esta charla. En la seriedad que mostré, me conozco bien, sé que cuando me muestro así estoy siendo muy real.
Finalmente me baño, me vesto y salgo hacia el living, tengo que estudiar. Abro mi mochila y saco los apuntes, me siento en el sillón y suena el timbre. Me asomo por la ventana que da la calle y ahí esta Guido con su mejor cara de impaciente. Me quedo helada al verlo ¿Qué hace acá?
- ¿Quién es hija?
- Guido, ma.
- Mmm esto no me gusta nada ya. Voy a hablar con él. -Mi mamá arremete hacia la puerta y no pude frenarla.



Dᴇᴊᴀʀᴇ́ ʟᴀ Cɪᴜᴅᴀᴅ [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora