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𝟏𝟐𝟗 𝐝.𝐂

La llegada de Nyxara y Alyssa fue casi instantánea. Desde las alturas, el majestuoso dragón aterrizó con una elegancia salvaje, sus enormes alas levantando polvo y hojas secas alrededor. Alyssa bajó con una brusquedad calculada, su postura rígida y su mirada intensa revelando la mezcla de emociones que la dominaban. Con movimientos precisos y seguros, aterrizó en el suelo, sus botas resonando con firmeza. Sus ojos, llenos de ira contenida, recorrieron el lugar hasta detenerse en la colosal figura de Vhagar, la imponente dragona de Aemond, que se encontraba en las afueras de su hogar. La mera visión de la bestia hizo que Nyxara, el dragón de Alyssa, se inquietara, sus alas agitándose con incomodidad mientras emitía un rugido bajo, casi como una advertencia o un intento de proteger a su jinete.

"¡Likyri, Nyxara!" ordenó Alyssa con voz dura y autoritaria. El rugido de respuesta de Nyxara fue un eco de la tensión en el aire, pero el dragón se calmó bajo la influencia de su jinete, sus movimientos volviéndose más sutiles mientras observaba con ojos penetrantes a la gran Vhagar.

A medida que Alyssa avanzaba hacia su hogar, con la preocupación comenzando a teñir su expresión, las puertas se abrieron con un golpe seco, revelando a Enna. La sirvienta, pálida y temblorosa, se apresuró hacia ella, la respiración agitada por la ansiedad. "Princesa," comenzó, inclinándose respetuosamente, "el príncipe Daeron está con el príncipe Aemond, quien ha tomado el lugar del rey, pues el rey Aegon no se encuentra en las mejores condiciones."

El rostro de Alyssa se oscureció. "¿Dónde están Daenys y Aeryon?" preguntó, su voz quebrándose apenas por la angustia.

"Los he llevado a la habitación de emergencia," susurró Enna, con la voz temblorosa. "Están con guardias y sirvientas cuidándolos, pero el rey obligó a Daeron a hablar con él."

La tensión en el rostro de Alyssa se transformó en una fría resolución. "Él no es ningún rey," escupió con desdén. "Ve con los niños, y no los pierdas de vista. Yo iré con Daeron. Si las cosas se complican, llévate a los niños junto con sus dragones, y asegúrate de que nadie los descubra."

Enna asintió rápidamente, el miedo claramente visible en sus ojos, mientras observaba cómo Alyssa se alejaba. Alyssa avanzó por los pasillos, su paso firme, pero en su pecho se anidaba una sensación de inquietud que no lograba acallar. Los ecos de sus botas resonaban con un ritmo constante, casi como un tambor funerario. Al llegar a la gran puerta de la sala, notó que estaba entreabierta. El murmullo de voces bajas se filtraba por la abertura, arrastrado por la corriente de aire que se colaba desde las ventanas. Empujó la puerta y entró.

Dentro, Daeron estaba de pie junto a su Aemond. Las llamas de las antorchas vacilaban, proyectando sombras caprichosas en los rostros de ambos. La mirada de Daeron se posó en Alyssa, y algo en sus ojos oscuros le indicó que algo había cambiado.

"Me alegra que estés aquí, Alyssa," dijo Daeron, su voz firme pero cargada de un matiz que no pudo descifrar. Alyssa frunció el ceño, confundida por el hecho de que él no la llamaba "mamá" como lo hacía siempre. Aquella sola palabra que faltaba la golpeó como un mazazo, revelando una distancia que nunca antes había sentido. "Mi hermano ha venido," continuó Daeron, haciendo un esfuerzo por mantener su mirada fija en ella, "me necesitan en la guerra."

El silencio cayó como un manto pesado sobre la sala. Alyssa desvió la mirada hacia Aemond, quien estaba de pie junto a la ventana, observando con fijeza el horizonte, pero sin molestarse en girar la cabeza hacia ella. Parecía tan lejano, tan encerrado en sus propios pensamientos, como si la presencia de ambos no significara nada para él en ese momento.

"No irás," dijo Alyssa con firmeza, su voz rompiendo el silencio con la dureza del acero. Dio un paso hacia Daeron, tratando de alcanzar su mano, pero él se apartó, reacio a aceptar su cercanía. "No vas a ir a ningún lado," repitió, su tono dejando claro que no aceptaría discusiones.

𝐄𝐥 𝐥𝐞𝐠𝐚𝐝𝐨 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝𝐨 | 𝐆𝐇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora