24. Como un tablero de ajedrez

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Como un tablero de ajedrez


Me pediste ser peón,

pero el siguiente turno lo salté;

no ha sido la malicia ni esencia de la rebelión,

simplemente me has pedido cómo nacer.



Estas fichas libres no son,

los espacios métricos desprenden vocación,

mis deseos por cambiar mi papel también son dolor;

dolor y coraje, una incapacidad de alienación.



He brindado ayer, hoy, por siempre,

por el bien del resto, los turnos y cada movimiento,

este propósito de vida mío, único, divino,

ha sido mi más vergonzoso secreto, uno mal visto.




He intentado parecerme a algún personaje,

lleno de patrones útiles, eficaces;

pero moverme me resultaba un martirio,

un enfermizo delirio, un solsticio que escondía un subyacente auxilio.



No he pedido volverme otro,

ni comprender el misterio de mis reacciones,

no quise ver mi rostro, el blanco, el negro, el patrón,

ni enmendar en el solitario rol de mi papel sobrio.



Del ajedrez a los deseos propios,

el orden de los hechos y el lamento de los Pongos,

trabajos, roles, más clientes y menos socios

que puedan entenderme, ver el tablero y también a mis ojos.






«26/05/2024»

100 poemas de un corazón desesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora