Capítulo 14: ¡No puedo decirlo!
La soledad me perseguía desde hace días, más específicamente desde que decidí ignorar a Rose y a mis sentimientos.
Desde el momento en que decidí que lo más seguro para ambas era ignorar el amor que sentía por ella.Confieso que los primeros días fueron difíciles, pues habíamos pasado de estar la gran parte de los días juntas a solo verla de lejos y en las sombras.
Así como hoy...
Me encontraba en la plaza vagando sin rumbo cuando nuestras miradas se encontraron por unos segundos.
Instintivamente bajé la mirada y cambié de destino en busca de mi padre, fingiendo no haberla visto y evitando cualquier otro encuentro.
Por la seguridad de ambas.
[🔥🔥]
Los siguientes días fueron iguales, solo con la diferencia de que Margaret había podido acompañarnos a mi padre y a mí a la plaza.
Lo que significaba: muchas horas viendo cosas bonitas que no necesitábamos y jamás compraremos.
—¡Mira! —señaló Margaret—. Allá está Rose.
Con el dolor en mi corazón seguí con la mirada hacia donde señalaba. Pareciera que la pelinegra tuviera brillo propio, pues no me fue difícil encontrarla.
Por alguna razón resaltaba de entre la multitud que empezaba a formarse.
—¡Vamos a saludarla!
—Estoy muy cansada —fingí un bostezo—. Mejor vayamos a casa.
—Nuestra madre no nos educó así. Vayamos a saludar.
A regañadientes seguí sus pasos hasta notar el motivo del porque estaba reunida la gente.
Un grupo de 4 brujas colgaban del cuello sobre el charco de sangre que empezaba a formarse.
«Ese podría ser mi destino» pensé sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda.
—Vámonos de aquí —espetó ella con autoridad.
Y así como llegamos, nos fuimos: con pasos rápidos, discretos y llenos de inseguridad.
El inicio del frío invernal calándome hasta los huesos con cada paso que daba y el sentimiento de soledad no eran buenas compañeras.
Extrañaba a Rose.
De vez en cuando echaba miradas por sobre mi hombro, no solo para cuidarme de cualquiera, sino para ver si la pelinegra me había notado entre los demás y había decido seguirme.
Pero con cada vistazo confirmaba una vez más su ausencia.
Y creo que la empezaba a aceptar. Porque al final de todo, nos protegía.
Estaba tan perdida en mis pensamientos que en el último vistazo noté una presencia a mis espaldas, espantándome.
Lo bueno que estabas alerta, Mica...
—¿Micaela? —una mano rodeando mi brazo evitó que siguiera caminando.
Con la respiración entrecortada la enfrenté; su cabello se movía con las pequeñas corrientes de aire y sus ojos estaban cegados por confusión.
—¿Me puedes decir por qué me estás ignorando?
—No sé de qué me hablas —mentí descaradamente—. Tengo que buscar a mi padre y a Margaret. Nos vemos.
ESTÁS LEYENDO
Lavinia
RomanceSi alguien me hubiera advertido que todo terminaría como empezó, no hubiera corrido el riesgo. ¿O sí? [...] Primeras palabras escritas: 16/03/2022 Primer capítulo publicado: 26/04/2024 Últimas palabras escritas: 11/10/2024 Último capítulo publica...