Capítulo 16: ¿Qué crees que sea?
La luz que se filtraba por los arbustos me dieron la bienvenida antes de traspasarlo dejando a la vista nuestro lugar.
A unos metros de mí se encontraba Rose sentaba en uno de los extremos de la roca, dándome la espalda.
—Buenas tardes —besé sus labios una vez que me senté en la roca.
Desde la noche en que Rose y yo nos habíamos confesado nuestro amor, todo iba para mejor.
Habían aumentado mis clases habituales y el trabajo en la sastrería, además, había disminución los ataques de las brujas.
Los días eran buenos.
—Buenas tardes, Micaela —sonrió.
Su mirada pensativa no dejaba el borde del barranco, ni cuando me senté a su lado y entrelacé nuestras manos.
—¿Te encuentras bien?
Mi pregunta se quedó en el aire por unos largos minutos, sabía que la pelinegra moría por decirme algo, por lo que opté en esperar.
—¿Micaela? —la miré—. ¿Podrías enseñarme a leer?
No me molesté en disimular mi sorpresa hasta que noté cómo la chica empezaba a arrepentirse ante mi silencio.
—¡Me encantaría enseñarte!
—¿Y a escribir? —evadió mi mirada.
—Serás la mejor leyendo y escribiendo.
Una sonrisa creció en sus labios que no dudé en besar. Al separarnos noté el resplandor en sus ojos completamente emocionada.
—Pero, tú me enseñarás más sobre ser partera. ¿Trato?
—¡Ah! ¿Segura? —apretó los labios—. No soy la mejor. Tal vez mi madre podría...
—¡No te menosprecies, Rose!
Asintió aún con los labios apretados y el ceño fruncido—. ¿Qué es?
—Cuando te tienes poco aprecio a lo que sabes hacer.
Un pequeño ¡Oh! llenó el lugar dejando paso al sonido de la naturaleza.
—Entonces... —rompió el silencio acariciando mi mano—. Si tú me enseñas a leer y escribir, yo te ensañaré sobre ser partera.
—Muy bien —aplaudí emocionada—. Empezaremos conociendo las letras.
Sin más me paré en busca de una rama para escribir en la tierra.
¡Será un día interesante!
[🔥🔥]
En lo general las caminatas cuesta bajo desde nuestro lugar hasta el pueblo no eran mis favoritas.
Pero el viento acariciándome el rostro, el olor floral rodeándonos a cada paso, el crujir de las hojas secas cuando las pisábamos, los tonos rosas y anaranjados del atardecer frente a nosotras, la risa de Rose y el cálido tacto de nuestras manos entrelazadas hacían que el viaje fuera llevadero.
Haría este recorrido ciento de veces al día solo para poder sentir esta calidez en mi corazón.
Pero siempre que llegábamos al final de la colina la ilusión se rompía y una oleada de realidad nos golpeaba.
Y hoy no era la excepción.
Pues en cuanto la última hoja seca dejó de crujir y el viento sopló por sobre nuestras cabezas, Rose soltó mi mano.
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Lavinia
عاطفيةSi alguien me hubiera advertido que todo terminaría como empezó, no hubiera corrido el riesgo. ¿O sí? [...] Primeras palabras escritas: 16/03/2022 Primer capítulo publicado: 26/04/2024 Últimas palabras escritas: 11/10/2024 Último capítulo publica...