Capítulo 22: ¿Lo amas?
Cuando recordaron que estaban en público y tuvieron la decencia de separarse fue cuando pude volver a respirar con normalidad.
—Micaela, no te separes —ordenó mi padre cuando notó mi ausencia atrás de él.
No podía despegar mi mirada de aquella pareja y sé que mi padre se dio cuenta, pero nada me importó cuando los ojos verdes que quería que me miraran por fin lo hicieron.
Su mirada reflejaba sorpresa y la mía... no lo sé, ¿dolor? ¿decepción? ¿enojo? ¿Todas juntas?
—¡Vamos! —volvió a ordenar mi padre.
Dejé ir esos ojos verdes y seguí a mi padre con el corazón triste y más preguntas sin respuestas.
[🔥🔥]
No sé qué fue, pero algo en mí hizo que estuviera en nuestro lugar a la misma hora de siempre.
Solo que no me esperaba ver a la pelinegra ahí. A la orilla del barranco, su cuerpo tembloroso giró a mi dirección delatando a sus ojos y mejillas rojas a causa del llanto.
—¡Micaela!
La chica entre llantos se acercó a mí para después rodearme entre sus brazos y el inconfundible olor a hombre fue lo primero que percibí.
—No pensé que fueras a venir.
—No pensé que fueras a estar —dije sin atreverme a regresarle el abrazo—. Llevas días desaparecida.
En sus ojos había arrepentimiento, pero no podía disculparla. Esta vez no.
—Ese hombre.
—Me están juzgando como bruja —se excusó al instante—, lo necesito para vivir.
—Lo besaste.
—No podía alejarme, Micaela —obvió limpiando sus lágrimas—. ¿Qué crees que hubiera pasado si me alejaba y lo rechazaba?
«Muerte» pensé entendiendo su punto. Aun así, no podía evitar sentirme miserable.
¿Estaba mal por sentirme así?
—¡Me llamarán bruja y me matarán!
La desesperación en su voz delataba su miedo, pero ¿a qué? ¿A su muerte o a que yo lo crea?
—Lo miras de la misma manera que a mí.
—No... —negó entrelazando nuestras manos
—¿Lo amas?
En cuanto formulé aquella pregunta me sentí un poco más liberada. Aunque mentiría si dijera que no me preocupaba la respuesta.
No quería que lo amara a él.
—¡No! ¿Qué cosas dices, Micaela? —sus manos se aferraron a mis mejillas obligándome a verla—. Yo te amo a ti.
—Pues no parece —espeté alejándome de su tacto—. Lo estás volviendo a hacer, me dices que me amas, me besas, me abrazas y al día siguiente te encuentro en brazos de otro hombre.
—Lo hice porque necesitaba callar a los del pueblo. ¡Tú más que nadie deberías entender lo que se debe hacer para sobrevivir!
Lo entendía. Pero me dolía su indiferencia.
—Ojalá pudiera demostrarte cuánto te amo frente al pueblo, Micaela.
Con resignación me senté en la roca de siempre y con la vista al pueblo pensé sus palabras.
La pelinegra se sentó a mi lado en silencio. Sus manos buscaron las mías y se lo permite.
De inmediato el tacto cálido de nuestras manos entrelazadas calmó mi mente.
—¿Micaela?
Gire a verla topándome con su mirada.
—Todo lo que te he dicho es cierto. Te amo en esta y en otra vida. Y lamento haberte estado ignorando, pero solo lo hago para protegernos.
Una de sus manos tocó mi mejilla con suavidad y se acercó, yo por instinto cerré los ojos y me acerqué a ella. Para que después nuestros labios se unieran en un lindo y necesitado beso.
Cuando nos separamos lo primero que noté fue el verde brilloso en sus ojos y esa hermosa sonrisa.
Pero había algo en aquellos ojos.
Algo en su mirada me incitaba a huir. Pero lo ignoré.
—Te amo, Rose.
—También te amo, Micaela. Siempre.
Dios me cuide.
¿Cómo podríamos ser sólo amigos?
Prefiero morir a dejarte ir.
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Lavinia
RomanceSi alguien me hubiera advertido que todo terminaría como empezó, no hubiera corrido el riesgo. ¿O sí? [...] Primeras palabras escritas: 16/03/2022 Primer capítulo publicado: 26/04/2024 Últimas palabras escritas: 11/10/2024 Último capítulo publica...