El sonido de la lluvia golpeando suavemente las ventanas llenaba el pequeño apartamento de Gustabo. Era una tarde lluviosa y fría en Los Santos, una de esas que te invitan a quedarte en casa, bajo una manta, sin preocuparte por el mundo exterior. Gustabo, con un raro día libre, había decidido aprovechar el clima para relajarse en el sofá con una taza de té caliente y un buen libro.
Sin embargo, a pesar del confort de su hogar, su mente seguía vagando hacia Freddy. Desde que habían comenzado a salir, Freddy se había convertido en la luz que iluminaba los días más grises de Gustabo. Había algo en la manera en la que Freddy lo hacía sentir, algo que no podía ser descrito con palabras. Era como si con cada sonrisa, con cada toque suave, Freddy lograra desvanecer todas las preocupaciones que Gustabo llevaba dentro.
Mirando el reloj, Gustabo se dio cuenta de que Freddy debía estar por llegar. Hoy, no había nada planeado, solo una tarde tranquila en casa, pero Gustabo estaba ansioso por ver a su novio. No importaba cuántos días hubieran pasado juntos, siempre esperaba con entusiasmo los momentos en los que Freddy cruzaba la puerta.
Y justo como si sus pensamientos lo hubieran llamado, escuchó la llave girar en la cerradura. Freddy entró, sacudiéndose las gotas de lluvia de su chaqueta antes de colgarla en el perchero.
Al ver a Gustabo acurrucado en el sofá, una sonrisa suave se formó en sus labios. -Hola, amor. ¿Cómo va la tarde?-Gustabo lo miró desde su lugar, su mirada suave pero llena de cariño.
-Mucho mejor ahora que estás aquí.-Freddy rió suavemente mientras se acercaba al sofá, sentándose junto a él.
-¿Me extrañaste tanto, eh?- dijo en tono juguetón, pero Gustabo, lejos de desviar el comentario con su usual seriedad, asintió sin dudar.
-Sí, te extrañé,- respondió con sinceridad, apoyando la cabeza en el hombro de Freddy y dejando que sus cuerpos se acoplaran en una especie de abrazo lateral.
Freddy lo miró con una mezcla de sorpresa y ternura. Gustabo no solía ser tan expresivo, pero cuando lo era, Freddy siempre se tomaba un momento para apreciar cuánto significaba eso.-Vaya, estás bastante tierno hoy,- dijo Freddy, pasándole un brazo por los hombros y acercándolo más. -No es que me queje, me encanta verte así.-
Gustabo sonrió suavemente, cerrando los ojos mientras se dejaba mimar. -Es solo… a veces necesito sentirte cerca, Freddy. Y hoy es uno de esos días- Freddy asintió, comprendiendo perfectamente lo que Gustabo intentaba decir.
Sabía que, aunque Gustabo era fuerte y serio en su vida diaria, también tenía sus momentos en los que necesitaba un poco más de amor y cuidado. Y a Freddy le encantaba estar ahí para esos momentos, para recordarle a Gustabo que no siempre tenía que ser el tipo duro, que estaba bien ser vulnerable y dejar que alguien más lo cuidara.
-Pues hoy tienes todo mi tiempo, Tabito- dijo Freddy, bajando la voz a un tono suave mientras comenzaba a acariciar el cabello de Gustabo con delicadeza.-No tienes que preocuparte por nada. Solo relájate y déjame hacer el trabajo hoy.-Gustabo suspiró, dejándose llevar por las caricias y la calidez que emanaba de Freddy.
Sentir sus dedos pasar lentamente por su cabello y las suaves caricias en su espalda lo llenaban de una sensación de tranquilidad que no encontraba en ningún otro lugar. Freddy tenía esa magia, la capacidad de convertir los pequeños gestos en algo extraordinario.
-Freddy…- murmuró Gustabo después de un rato, su voz apenas un susurro. -Me haces sentir tan bien, tan... amado. A veces me cuesta decirlo, pero realmente lo aprecio.-
Freddy sonrió y se inclinó para darle un beso en la frente. -No tienes que decir nada, Tabito. Sé lo que sientes, y yo también te amo. No hay nada más importante para mí que hacerte feliz.-
Gustabo abrió los ojos y levantó la cabeza para mirar a Freddy. Sus ojos brillaban con un cariño profundo, y en ese momento, todo lo que quería era seguir sintiendo esa conexión, ese amor que Freddy siempre le ofrecía sin reservas.-Te quiero tanto, Freddy,- dijo Gustabo con una suavidad que no solía mostrar. -No sé cómo lo haces, pero siempre sabes exactamente lo que necesito.-
Freddy sonrió ampliamente, acercándose más a él envolviéndolo en un abrazo más firme. -Es fácil, rubia. Te conozco, te escucho y, sobre todo, te amo. Eso me basta para saber cómo cuidarte.-
Gustabo se acurrucó más contra Freddy, sintiendo que podría quedarse así para siempre. Afuera, la lluvia seguía cayendo, pero dentro de ese pequeño apartamento, el mundo se sentía seguro y cálido. Y mientras el tiempo pasaba, ninguno de los dos dijo nada más, porque no hacía falta. Los pequeños gestos, las caricias, y el simple hecho de estar juntos hablaban por sí solos.
En la tranquilidad de esa tarde lluviosa, Gustabo y Freddy encontraron una vez más la magia en los pequeños momentos, en esos gestos que, aunque sencillos, tenían el poder de hacerlos sentir completos. Y para Gustabo, no había mejor manera de pasar el día que en los brazos de Freddy, sabiendo que, pase lo que pase, siempre estarían ahí el uno para el otro.
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Buenasss espero que les guste este pequeño One-Shot<3. Recién estoy empezando con esto de escribir así que pido perdón por cualquier falta de ortografía, gramatical, etc.
Saluditos se les quiere^^.