CAPÍTULO VI

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Virya se había perdido entre la gente y ahora James se encontraba atrapado entre la multitud que se acercaba para felicitarlo e intentar obtener su atención a través de dicha conversación mientras la mano de Marianne se aferraba a su brazo sin permitirle encontrar una salida, tardó un rato para que los entretenimientos de la fiesta misma distrajeran a todo el público y finalmente permitieran que James tomara a su prometida y la apartara de todos.

—¿Qué crees que estás haciendo, Mar?

Exigió saber James.

—Creí que te gustaría poder compartir con todos nuestra gran noticia, fortachón, ¿Qué es lo que te molesta tanto?

James furioso dió un golpe a la pared con el puño cerrado.

—¿Tú crees que es un juego? Esto no es una fiesta privada, Marianne, estamos hablando del principal evento benéfico de PRINT, y no solo eso, intentaste presentarte con el lugar de Virya. Por mucho que se detesten y por más que lo odies ella es un diamante, ella es EL ZAFIRO de la corona, y ella es un primus, no tú.

La ira con la que James habló a Marianne mostraba un enojo que la rubia nunca había conocido, pero había llegado muy lejos para demostrar que era mejor primus que Virya y Renee y estaba dispuesta a seguir adelante hasta conseguir lo que quería, así que optó por la estrategia que cualquier mujer seductora en pánico haría.

—¿Cómo puedes decir eso?- reclamó la joven -Si tanto te interesa Virya entonces ve a buscarla, como siempre soportaré la humillación a la que me somete, porque a ti nunca te ha importado protegerme, solo el estatus que esa tipa tiene y su estúpido honor.

Mientras hablaba la chica retiró el ostentoso collar que llevaba en el cuello y se lo dió a James mientras se daba vuelta con un gesto de ofensa y se marchaba del espacio a donde su prometido le había llevado, espero indignada a unos pasos cruzándose de brazos para que él se acercara, sin embargo después de un rato que le pareció muy largo volvió para darse cuenta de que James se había marchado.

Mientras tanto, en el jardín contiguo al gran salón de baile la mayoría de las personas que no se interesaban en disfrutar de la pista de baile se encontraban cotilleando sobre temas que iban desde los negocios hasta la política o los simples chismes del mes; y de manera incansable, el peliplata recorría junto a las mesas de lado a lado, andaba por cada rincón buscando a la peliazul de manera incansable, hoy era el día, hoy lo había recordado, hoy lo había entendido, y hoy probablemente no podría dar marcha atrás.

Probablemente el primus recorrió el recinto unas tres veces sin éxito hasta que se rindió y decidió salir del lugar caminando devastado a uno de los jardines privados donde podría esperar pacíficamente hasta tener la oportunidad de marcharse a casa, y es ahí donde la encontró, sentada en uno de los banquillos en medio del jardín observando la luz nocturna.

James apretó el collar entre sus dedos y caminó lentamente hacia ella admirando como la luz de la luna hacía resplandecer su cabello azul e iluminaba delicadamente su piel, los pasos en la grava hicieron que ella volteara clavando su mirada en los ojos verdiazuli del chico, una mirada que estaba acompañada de tristeza y confusión.

—No deberías estar aquí, Gael.

Dijo Virya con suavidad.

—¿Ahora ni siquiera fortachón o Jay-Jay? ¿Cuando dejaste de llamarme con cariño, neuronas azules?

—No te lo decía a ti, Primus James.

Respondió Virya con un tono mucho más frío a lo que James se giró y vio a Gael parado detrás de él.

—No, princesa, escúchame, por favor, dame una oportunidad para que hablemos, por favor, soy yo, Gael, tu Gael, tu fortachón, por favor.

La voz de James sonaba incluso suplicante pero el gesto de Virya no se inmuto.

A través del telescopio: El corazón de las estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora