CAPÍTULO IX

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—¡Caleb! ¡Caleb! ¿Dónde estás?

La joven de tan solo 15 años susurraba caminando entre los árboles y haciendo el menor ruido posible, con el reflejo de la luz de la luna sobre las hojas de los árboles la oscuridad hacía que tomaran un tono azul que hacía que su cabello se perdiera entre ellos, de repente escuchó un ruido cerca que la puso en alerta y la hizo esconderse tras un árbol sacando de inmediato uno de los cuchillos que llevaba consigo.

—¿Cómo planeas evadir una bala con un cuchillo?

Preguntó el joven con una profunda voz, entre los árboles apareció a la vista aquel chico alto de tez ligeramente tostada y cabello negro azabache, sus ojos cafés brillaban con el yugo de la luna y su blanca sonrisa resaltaba por sobre la oscuridad. Al verlo, la joven Virya corrió de inmediato a sus brazos y no dudó ni un poco en pegar sus labios con los del chico quien correspondió apasionadamente tomándola por la cintura.

—¿Cómo supiste que había sacado mi cuchillo?

Preguntó ella apartándose unos centímetros a lo que él le tomó el mentón con la punta de los dedos y sonrió hablándole coquetamente.

—Porque te conozco perfectamente y cuando te asustas eres impulsiva, utilizarás cualquier cosa que puedas arrojar aunque tengas a la mano algo más efectivo.

Mientras decía esto deslizó su mano hasta la pierna de la joven desenfundando un arma que aunque parecía haberse utilizado en múltiples ocasiones siempre estaba perfectamente limpia y completamente cargada.

—Bueno, estoy trabajando en ello, pero no creo que cuando se da cuenta el maestro se alegra mucho de eso.

—Es porque quiere que tires a matar.

La joven hizo un puchero y se apartó abrazándose a sí misma.

—Eso implicaría matar a alguien, y no quiero hacer eso de nuevo, no está bien arrebatar vidas a diestra y siniestra.

—Sonaste demasiado pro vida, ¿Cuando cazamos no es lo mismo?

—Ja, ja... No hacemos caza deportiva, no es lo mismo cazar para sobrevivir, eso son instintos animales básicos, sin embargo el cazar por diversión... Es bestial lo que hace, especialmente porque a quienes caza...

Se mordió el labio con el remordimiento de los recuerdos ante las pesadillas que había tenido que enfrentar por las barbaridades de aquel que los tenía en custodia.

—Aún te torturas por lo que sucedió con Félix.

—Sé que era impulsivo, y demasiado descontrolado, pero ¿Era necesario enjaularlo así?

—Amor mío, mi princesa preciosa, tu padre es una persona muy celosa, y sabes bien que no aprobaba tu relación con Félix, fue su sobreprotección lo que lo llevó a eso, y el mismo Félix lo provocó con lo que hizo, lo sabes bien, tú no tienes la culpa, solo eras una niña, y lo sigues siendo.

Virya sonrió de lado y abrazó con fuerza al azabache, no le gustaba la vida que tenía, pero las pequeñas cosas y las maravillosas personas que la querían, como lo era Caleb, le ayudaban a sobrellevar su vida, después de todo algunos años atrás había renunciado a la libertad y había sido sometida a los caprichos de sus captores, pues era eso o ser torturada sin compasión.

—Solo no lo llames mi padre, ese sujeto no merece la más mínima consideración.

Caleb sonrió y la despeinó.

—Te amo, Thatch, con todo mi corazón.

—Yo también te amo, Störtebeker.

El la besó de nuevo cariñosamente pegándola más y más a él, las caricias iban incrementando y la distancia reduciéndose conforme las hormonas iban incrementando, la temperatura estaba incrementando y cuando deslizó su mano por el borde de su blusa ella se apartó y llevó la mano al arma que un instante antes él devolvió a su funda, de manera casi simultánea él también llevó su mano a su arma propia para después hablar con gestos de señas.

—"En silencio, ballestas, sigilosos".

Le dijo él con dichos gestos, ella asintió subiendo el cuello de su camisola hasta cubrir su rostro y después subiendo la capucha de su chaqueta, Caleb hizo lo mismo.

Con un silencio estremecedor Virya utilizó uno de los árboles escalando con precisión para poder subir y moverse entre ellos, subió la manga de su chaqueta dejando al descubierto un misterioso aparato del que desplegó una pequeña ballesta cargada con una variedad de dardos.

Usaré los aturdidores, si no los detecta nadie más quizás pueda evitarles la tragedia.

Pensó mientras colocaba un cartucho en la ballesta, recorrió de árbol en árbol sin perder nunca de vista a Caleb y ubicando a los invasores que se acercaban al perímetro. Inesperadamente desde la casa principal comenzaron a escucharse disparos como si un enfrentamiento se estuviera llevando a cabo, en ese instante los invasores comenzaron a movilizarse rápidamente y se acercaron sin miedo al establecimiento, no sabían lo que sucedía pero ambos se resguardaron con la intención de no ser detectados, plan que iba funcionando perfectamente hasta que un extraño se acercó desde la espalda de Caleb y le apuntó con un arma.

Virya reaccionó de inmediato, apuntó su ballesta y ajustó el tiro perfecto, estaba lista para disparar cuando una bala pegó en su brazo y la hizo perder el equilibrio casi cayendo del árbol, enseguida detectó al individuo que la había encontrado y comenzó a moverse pero no pensaba abandonar a Caleb, así que solo comenzó a rodear y apuntó en dirección a su atacante. Sin darse cuenta el primer sujeto estaba peleando a golpes con Caleb y lo tenía rodeado con el resto de su apoyo, un golpe en un costado con el cuchillo que aquel chico le acababa de robar a Caleb y mismo que este le quitó a Virya la distrajo lo suficiente para que una bala rozara su cabeza tirando su capucha y dejando a la vista su cabello azulado.

—Tenemos a otro, repito, tenemos a otro.

Escuchó que se mencionaba en los radios de los invasores, cuando la atención de los elementos comenzó a correr hacia ella entonces entendió que el objetivo era más que claro, así que finalmente decidió ir hasta Caleb y descender. Cayó encima del sujeto que tenía a su pareja contra el piso y quién además ahora golpeaba descontroladamente al joven herido, sin dudarlo ni un instante hizo tan solo un par de movimientos para quitarlo de encima y quedar frente a frente.

No pasó ni un segundo cuando el individuo que la había estado persiguiendo a ella llegó en conjunto con otros elementos que les apuntaban con armas se acercaron, pero fueron los primeros dos atacantes los únicos que se fueron sobre Virya dejando sus armas de lado, ella no dudó en intercambiar constantes golpes con cada uno, la velocidad y agilidad de la joven eran algo para dejarse notar y al conocer perfectamente su entorno no había forma de que no lo aprovechara, sin embargo el primer sujeto al verse derribado no dudo en ir hacia el herido Caleb quién claramente era una fuente de interés para la chica.

—Ríndete, Dragón, no queremos herirlos.

Habló la voz de una joven proveniente del individuo que le había herido el brazo, y aunque su voz realmente parecía honesta en realidad fue el cuchillo sobre la garganta de su novio lo que persuadió a Virya para "rendirse".

—Si le hacen daño los despellejaré vivos.

Aseguró sin titubeo alguno mientras la chica que había hablado se acercó a retirarle la máscara.

—No puede ser...

Mirando su rostro la enemiga se quedó pasmada y de inmediato se quitó la máscara y el equipo que la mantenía en el anonimato, dejando ver su cabello rojo y sus ojos verdes brillar.

—Virya Thatch, sigues viva...

Virya miró extrañada a la pelirroja, sin perder de vista a Caleb.

—No tengo idea de que quieren de mi, pero les aseguro que si no lo dejan libre no tendré piedad.

—Virya, tranquila... Soy yo, Reneè, reconoces a tu mejor amiga, ¿No?

El tercer sujeto presionó un poco más el cuchillo contra Caleb.

—No, Blue, no los escuches, nos van a matar igual, huye

Caleb habló con dificultad, sintiendo el pesar en su cuerpo, tenía el rostro destrozado por los golpes y dificultad para respirar, en un impresionante movimiento se puso velozmente en pie y se fue sobre su captor, un balazo se escuchó y Caleb aflojó su agarré, Virya gritó desesperada y trató de correr hacía él pero recibió un dardo al cuello que la dejó completamente inconsciente.

Nunca más supo de Caleb, no pudo ni siquiera despedirse, y aunque no guardaba rencor a Reneè aseguró que nunca perdonaría al asesino de su gran amor.

A través del telescopio: El corazón de las estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora