CAPÍTULO VIII

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Silencio total.

En la sala de curaciones ambos Gael se encontraban uno frente al otro mirándose de manera fija e incómoda.

—Mirarme por más tiempo no te quitará la culpa de los hombros.

Dijo James con una notable molestia en la voz y recibiendo nada más que un silencio.

—No lo entiendo, mi Virya ha sido buena contigo, te ha protegido y defendido, incluso defendió que fueras un Primus y te dio el lugar en el que estás, y sé que no es por dinero porque no le falta nada a un principito como tú, entonces, ¿Por qué lo hiciste?

Gael suspiró molesto y finalmente habló con algo de dificultad aún sosteniendo una compresa de hielo en los golpes más inflamados que había dejado James en su rostro.

—¿Sabes? Tal vez esto te pueda sorprender, pero no siempre tienes razón, de hecho con las personas casi nunca la tienes, así que... Por qué no en vez de acusarme te dedicas a buscar al verdadero culpable.

—¡NO TE BURLES!- gritó James -Tú fuiste el último en verla.

—No voy a desgastarme en pelear contigo, James, lo que menos querría Virya sería que discutamos, además es tétrico que hablemos de ella como si se hubiese muerto. Está viva, ella vivirá y estará bien.

Repitió lo último más para sí mismo que para James, reafirmando la esperanza en sus palabras.

—Supongamos que no fuiste tú, supongamos que dices la verdad, ¿Quién podría querer dañar a mi Virya?

—¿Por qué no le preguntas a la misma persona que la ha intentado humillar desde que llegó a PRINT? Porque si no mal entiendo, tu noviecita nunca ha querido a MI NOVIA, y de hecho anoche los escuché discutir por ella.

El énfasis de Gael al mencionar a Virya como su pareja generó un claro disgusto en James que lo hizo removerse en su asiento.

—Marianne sería incapaz de dañar a nadie y mucho menos a Virya, ella sabe cuanto amo a mi azul.

—Despierta, James, ese es el problema. Quizás no puedas entenderlo pero yo sé que historia tienen, sé cuánto te ama, sé como te ama, y también sé que si renunció a ti es porque ella también sabe lo mucho que le haces daño.

James se puso de pie, entre confundido e impactado.

—Pero...

—Pero Marianne no creo que lo vea así, ella solo ve como dices frente a todos que te vas a casar y de la nada le das la espalda a tu prometida para buscar a la novia de alguien más, ella solo ve como todas tus acciones cumplen con ser profundos berrinches para que Virya te ponga atención y lo único que logras es herirlas a ambas. Te consideraba más inteligente, tanto intelectual como emocionalmente.

—No tienes derecho a hablar sobre mí, y aunque tuvieras razón en cualquiera de esas cosas, lo cuál no es así, Marianne no es una asesina, ella no le dispararía a Virya, además estuvo conmigo.

—¿Y estás seguro de qué estuvo toda la noche a tu lado?- interrumpió Gael -Porque bastaron solo unos minutos para casi arrancarle la vida a mi principessa, y te quiero advertir algo...

Gael se puso de pie y se paró firmemente frente a un inquieto James que no dudó en hacerle contra.

—No me importa si es Marianne o si eres tú, no me importa si es un presidente, un rey o un mendigo, cuando descubra quien lastimó a Virya le haré sufrir y sangrar hasta que me pida de rodillas que le quite la vida, y no descansaré hasta que pague cada lágrima de dolor y cada gota de sangre derramada por y para mi principessa.

A través del telescopio: El corazón de las estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora