𝐖𝐀𝐒 𝐓𝐇𝐀𝐓 𝐑𝐄𝐀𝐋𝐋𝐘 𝐘𝐎𝐔 𝐍𝐄𝐗𝐓 𝐓𝐎 𝐌𝐄?┊Atrapada en un romance virtual dentro del vibrante mundo de "Love and Deepspace", Ashaely se enfrenta a la aterradora realidad de no poder escapar. Mientras su corazón se inclina hacia uno de l...
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En el vasto salón, donde la luz del atardecer se colaba por las ventanas altas, creando un ambiente cálido y acogedor, se encontraba ella, acurrucada en un sofá de cuero. Un suave edredón de lana la envolvía como un capullo, mientras sus dedos recorrían con avidez las páginas de un libro de romance que había tomado prestado de la pequeña biblioteca del primer piso.
La trama la cautivaba, especialmente un pasaje donde el antagonista, un hombre de mirada verde como las plantas y cuerpo de ángel, descendía lentamente por el abdomen de la protagonista, dejando una estela de besos que recorrían cada centímetro de piel hasta llegar a su ombligo.
Su aliento se entrecortaba al leer cómo la mordedura de sus labios la hacía gemir, una mezcla de placer y dolor que le erizaba la piel. Inconscientemente, cruzó las piernas, buscando una posición más cómoda. Con una mirada rápida e instintiva, se cercioró de que nadie la observara en ese momento, como si la intensidad de la lectura la hubiera hecho vulnerable, expuesta a la mirada ajena.
─¡Joder! ─maldeció, brincando y dejando caer lo que sus manos mantenían.
Rafayel la observaba con los brazos cruzados, la ceja derecha arqueada en una expresión interrogativa. Sus ojos, bicolores, parecían buscar la razón del sobresalto que la había invadido. Asha, con un nudo en la garganta, tragó saliva con dificultad. Un movimiento nervioso de su talón hizo que el libro, que sostenía en sus manos momentos antes, se deslizara por el suelo, ocultándose en la oscuridad.
El gesto, lejos de disimular su apuro, la delató aún más. Se hundió en la tela, buscando refugio en la penumbra del sofá. Una súplica muda emanaba de su mirada, rogando que Rafayel no le preguntara por el libro, que no hubiera notado su contenido.
─¿Un libro? ─preguntó.
─No es lo que crees. ─musitó escondiendo su rostro bajo la manta.
─¿Eh? ¿Acaso me estás evadiendo? ¿A mi?
El sonido de pasos aproximándose hizo que, con un suspiro resignado, ella emergiera de su escondite bajo las sábanas. Las manos de Rafayel, impulsadas por un instinto de curiosidad, se deslizaron por el sofá y se posaron en el suelo. Su mirada recorrió la estancia, buscando con desesperación el libro que Asha escondía.
Sus dedos, ágiles como los de un ladrón, se deslizaron bajo el sofá, encontrando finalmente el objeto de su deseo.
Era demasiado tarde. Con una sonrisa pícara en los labios, ya había comenzado a hojear las páginas marcadas, las que contenían los secretos que tanto anhelaba guardar.
Un torbellino de emociones la invadió, la furia se alzó en su pecho como un volcán en erupción. No podía permitir que él leyera aquello, no sin su consentimiento. Intentó arrebatarle el libro, sus manos se enredaron en una lucha absurda, como la de dos niños jugando a la guerra. Las palabras se convertían en balbuceos, en un torrente de reproches y súplicas.
