prólogo.

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Gemini se estaba dirigiendo hacía la empresa, sintiendo un mal sabor en su boca y el deseo por ingerir algo. Miró por la ventana polarizada y vio una brillante cafetería que no se había percatado que estaba ahí, a pesar de que frecuentaba todos los días aquella zona. Bajando la ventanilla que dividía la parte delantera del automóvil, habló con el chofer.

—Quiero un café. — Murmuró, enfocando su vista por el espejo retrovisor.

— Claro, ¿De dónde gusta que lo lleve? — El chofer se orilló en espera de una orden.

— Estás frente a una cafetería en estos momentos, ¿No sería conveniente de ahí? — Arqueó la ceja con aburrimiento haciendo que el hombre volteara a su derecha.

La reluciente cafetería resaltaba sobre los demás locales. El chófer balbuceó por unos momentos antes de bajar del automóvil, dispuesto a comprar el café. Fue cuestión de minutos cuando volvió y abrió la puerta trasera, sorprendiendo a Gemini ante su acción.

— ¿Qué ocurre?

— Señor, usted jamás nos pide café, así que no sé cuál pedir para usted. — Confesó con un tono bajo, asustado por la posible reacción de su jefe.

Gemini se tuvo que recordar la paciencia que traía consigo, cerrando los ojos antes de disponerse a salir y hacerle un gesto vago con la mano para que volviera al automóvil.

— Ni siquiera puedo conseguir un café el día de hoy sin que cometan errores. — Se fue despotricando mientras el hombre que se encargaba de su traslado se metió al asiento del piloto, encogido de hombros. El agrio olor del chocolate junto con rosas lo intimidaba a su alrededor, a pesar de ser un beta y su olfato era casi nulo en comparación a los demás, su nariz picaba ante la molestia de su jefe.

Gemini no había iniciado bien el día, recibiendo varios mensajes de la empresa ante recortes del personal, la junta directiva pidiendo una junta de urgencia para analizar la situación económica de la empresa, junto con los estados financieros y presupuestos para cerrar el año. No había dormido casi nada a causa de su insomnio y le esperaba un día largo, por lo que en automático estaba de mal humor con todos.

Cuando se detuvo en la caja, esperó con una mueca que quién sea que atendiera se presentara, viendo con desinterés el menú que ofrecía. Odiaba lo dulce, por lo que descartó en automático tomar cualquier postre y solo enfocándose en un café, sintiendo como su lobo se retraía ante los diversos olores que desprendía el lugar, tanto de las personas que estaban consumiendo en el lugar, como un peculiar aroma entre algodón de azúcar y vainilla, olfateando de manera inconsciente.

— Buenos días, ¿Qué desea ordenar? — Un lindo castaño se acercó a la caja, acomodando el delantal alrededor de su cintura mientras le sonreía, demasiado feliz para su gusto.

Gemini le dio una rápida mirada, escaneándolo de cuerpo completo antes de hablar. —Un café negro.

A sus fosas nasales le llegó aquel aroma dulzón, reconociendo del castaño el olor a vainilla con algodón de azúcar, sintiendo un leve revoloteo en su pecho. Por alguna razón, si bien su lobo se mantenía inquieta, sentía como su cola comenzaba a moverse de manera suave.

—¿Sería todo? —El castaño tomó la orden, en espera de otra cosa.

Gemini se limitó a hacer un sonido afirmativo con la garganta. Cuando la cantidad fue dicha, pasó su tarjeta mientras inspeccionaba el lugar, viendo como un par de personas degustaban de sus cafés con tranquilidad a lo largo del establecimiento.

—Puede esperar por allá, enseguida estará—Le tendió el recibo y la tarjeta, señalando detrás suyo.

Sin mencionar otra palabra, Norawit caminó un par de pasos hacia atrás, mirando la decoración. Mientras del otro lado, Fourth preparaba el café con cierto temblor en sus manos, ¿por qué ese hombre lucía tan intimidante? Ante su falta de concentración tumbó la pila de vasos y tragó, levantándola rápidamente antes de seguir con su trabajo. El omega sentía que debía calmarse, lo último que quería era alterar a sus clientes por su aroma mezclado entre el miedo y los nervios, pero su lobo tampoco ayudaba al estar dando vueltas y gritando ante su presencia, totalmente emocionado.

¿Por qué siquiera su lobo se emocionaba? Comprendía que era juguetón, pero de todas las personas posibles tenía que comportarse de esa manera con un alfa que emanaba intimidación en sus poros y como el agrio chocolate amargo lo envolvía en señal de desagrado.

El café estuvo listo en cuestión de minutos, yendo a la parte de la entrega mientras mantenía su sonrisa y lo buscaba con la mirada. No tardó mucho cuando notó que el hombre no había despegado su mirada de él, haciéndolo ruborizar.

—Que disfrute su café, en la barra encontrará lo que necesite para su propio gusto. —Habló, viendo como el café era tomado frente suyo y con un leve asentimiento, salió del establecimiento.

Fourth se quedó extrañado ante el extraño y frívolo comportamiento, sintiendo como su lobo miraba con confusión la repentina partida, pero no pensó mucho en ello cuando un mensaje entró a su celular, perdiendo la noción a su alrededor.

Jungkook subió al automóvil, y sin decir una palabra retomaron el camino. Bebió del café y con una mueca lo dejó sobre su muslo, quemándose levemente la lengua mientras degustaba el sabor caliente del café negro. Bastó unos tres tragos cuando lo dejó y lo pasó sobre la ventanilla, hacía su chófer.

—Pruébalo.

El beta se sorprendió ante su pedido, pero lo hizo.

—¿Tiene algo de malo?

—¿Cómo sabe?

—No acostumbro al café negro, señor, pero debo de confesar que tiene buen sabor a pesar de ello.

—Bien. —Sin esperar más, subió la ventanilla que dividía la cabina y se enfocó en el camino.

Lo que no esperaba es que cierto castaño estaría en su mente a partir de ese momento, recordando el escaneo que le hizo tan pronto como lo vio acercarse a la caja. No negaría que le parecía lindo, pero no parecía alguien de su tipo. Aunque, a decir verdad, ni siquiera pensaba en tener un tipo en específico, pero a pesar de todo ello, lo que no podía faltar por alto era como su lobo había parecido reaccionar ante la vista de éste, ¿Cuándo había sido la última vez que su lobo mostraba alguna señal de emoción o interés? Ni siquiera recordaba un momento como ello.

Todo pensamiento fue apartado, necesitando concentrarse en sus pendientes de aquel día.

coffee. - geminifourthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora