epílogo.

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—¡Que les vaya bien! —Fourth despidió a la pequeña familia con una sonrisa, brindándole una mirada amorosa a la pequeña integrante de los tres antes de verlos salir de la cafetería con su pedido en mano.

Después de un año desde la finalización del cortejo, las cosas habían ido mejorado de manera considerable. Fourth había expandido su cafetería a una segunda sucursal, y si todo marchaba bien, estaría abriendo una tercera a partir del próximo año; Gemini seguía trabajando en la misma empresa, llevando el orden y sus inversiones a negocios de manera internacional, tratando de mantener su reconocimiento en alto. Después de hablar, habían decidido comenzar a vivir juntos con el deseo de ya no estar tanto tiempo separados, comprando una pequeña residencia que quedara tan cerca de sus trabajos como fuera posible, cambiando de aires y admirando la otra parte de la ciudad.

Fourth había ascendido a Dunk como jefe de la segunda sucursal, confiándole plenamente la mitad de su negocio. Sabía que podía contar con él, así que no había dudado en sugerirle un cambio de planes que, en lugar de seguir trabajando hombro con hombro, ofrecerle la oportunidad de un puesto más alto y con personas a su mando. Dunk aún no caía en cuenta la responsabilidad que estaba sobre sus hombros, pero lo estaba llevando tan bien como el castaño imaginó cuando se lo propuso. De igual manera sabía que no estaba solo, puesto que había encontrado un alfa que lo ayudara y, como si el mundo no fuera lo suficientemente pequeño, había resultado su destinado y ahora estaban enlazados mientras trabajaban en el mismo espacio.

La mente del omega se había comenzado a inquietar desde hace un par de semanas, después de haber cumplido el año de estar enlazado con su alfa, había pensado que jamás habían tenido una conversación sobre expandir a su pequeña familia de dos integrantes. No recuerda haber escuchado en solo una ocasión que Gemini mencionara la idea de tener cachorros, ¿Acaso él no quería formar su propia manada? La idea lo desconcertaba, puesto que tanto su lobo como él anhelaban una familia, se imaginaba con dos o tres cachorros revoltosos por toda la casa mientras los miraba con adoración, quería aquella convivencia que solo había estado anhelando por años.

Pero tampoco quería apresurar las cosas, quería comprender la situación si su alfa opinaba lo contrario; lástima que aquella espinita no salía de su pecho y, con cada niño o bebé que veía en su cafetería o en los lugares donde frecuentaba, lo hacían querer concebir, imaginarse teniendo su propia familia lo ponía feliz y triste al mismo tiempo.

Con un pensamiento formándose en su cabeza, esa misma noche se decidió a que le preguntaría a Gemini sobre comenzar a formar una familia.

(...)

Gemini había salido de la ducha mientras estiraba sus brazos sobre su cabeza, sintiendo como los músculos de su espalda parecían aflojarse después de estar tanto tiempo en la misma posición en la oficina. Soltó un bostezo cuando se dirigió a la cama, apagando las luces de la habitación antes de buscar el calor de su omega, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura ajena antes de sentirlo pegarse contra su pecho, la mejilla de Fourth quedando a la altura de su corazón.

—Te extrañé mucho hoy, omega. —Confesó, bajando por su rostro hasta su cuello en un sendero de besos, encontrando la marca por la cual estaban enlazados desde que terminó su cortejo. Su lobo movía la cola e inflaba su pecho en orgullo, complacido por su unión.

—También te extrañé mucho, alfa. Cenar solo es lo que menos me gusta, debemos de cenar juntos. —Lo regañó con un puchero, frunciendo el ceño.

—Perdón, prometo que no volverá a suceder, simplemente las reuniones del día de hoy se alargaron más de lo que me gustaría y no podía posponerlas para otro día. Tendré más cuidado con mis horarios y te avisaré con anticipación, no te preocupes. —Depositó un beso sobre su mejilla antes de inhalar, adorando su aroma a vainilla combinado con el suyo, chocolate amargo.

—De hecho, hoy quería hablar contigo sobre algo. —Murmuró contra su piel, aferrando sus manos a la camiseta que llevaba puesta. Sintió el cambio de feromonas en la habitación, sintiendo como el omega cambiaba su actitud a uno nervioso, tensándolo.

—¿Pasó algo? ¿Sobre qué querías hablar?

—No quiero que nada de esto llegue a ningún malentendido, solo quiero quitarme esta duda de la cabeza y para esto necesito que seas muy honesto conmigo antes de que pueda suceder algo. —Se separó lo suficiente para observarlo a los ojos.

—Dímelo, sabes que siempre soy honesto contigo.

Armándose de valor, soltó la pregunta. —¿Tú quieres formar una familia? Digo, es que no recuerdo haberte escuchado alguna vez mencionar la idea de querer hijos, y sentía curiosidad de saber qué piensas al respecto.

La pregunta tomó desprevenido al alfa, analizándola un momento antes de responder. —En realidad, no creo recordar un momento en que pensara en formar una familia. Cariño, realmente antes de conocerte jamás tuve ninguna visión de una pareja, de formar una familia, solo tenía visión a un futuro donde me veía trabajando en la empresa y era mi único enfoque, pero si me preguntas eso no podría responderte de si anteriormente anhelé una familia o no, porque no hubo un solo momento en que me detuviera a pensar en ello.

—¿Y ahora? Sé que somos pareja, y no lo digo con intención de que nos veas a nosotros, sino una visión general sobre ti teniendo una familia, o si al imaginarlo te desagrada la idea, sabes a lo que me refiero. —Sintió su rostro sonrojado conforme cada palabra recitaba, queriendo acabar con la conversación.

—¿Ahora? Solo anhelo seguir contigo, y si te imagino concebiendo a nuestros hijos mi lobo aulla de emoción, me hace querer formar a nuestra familia. Pero así como lo imagino, que todo es a tu lado, yo puedo decir que me encantaría cumplir esa visión, pero no lo haré a menos que tú también lo quieras. Gracias por preguntarme, omega, pero yo podría estar ilusionado en formar una familia contigo pero mi prioridad es que tú estuvieras bien con ello, jamás podría forzarte a llevarlo a cabo si no compartimos aspiración, no pondría mis deseos primero que a ti, siempre eres mi número uno en prioridades.

Fourth sentía que podía ponerse a llorar en ese momento por sus palabras, ¿Por qué tenía un alfa tan considerado? A pesar de que debería de estar acostumbrado a la forma de expresarse del alfa, seguía sorprendiéndolo con su sinceridad. Se cuestionó que tal bien había hecho su vida pasada como para tener a su lado un alfa como Gemini, ¿Había salvado a toda una nación? Debió de haber hecho algo histórico para merecerlo.

—¿Y tú, omega? ¿Quieres tener hijos acaso? —Con un asentimiento, lo atrapó entre sus brazos con una sonrisa cuando el castaño ocultó su rostro en la base de su cuello. —¿Es por eso que me preguntaste?

—Quiero una familia contigo, pero no quería presionarte o enterarme de una mala manera en qué no quisieras una familia, así que decidí preguntarte. —Confesó con su rostro sonrojado. —Pero tus respuestas siempre me hacen querer llorar, vas más allá de mi imaginación.

Gemini soltó una carcajada mientras acariciaba su espalda. —¿Cuántos hijos quieres que tengamos?

El omega lo pensó un momento antes de responder. —Tres... o podrían ser cinco.

Sin esperar esa respuesta, el alfa se limitó a reír con un asentimiento, escuchando con atención lo que su omega quería.

—Podríamos ir practicando, casi es la temporada de nuestro celo y es cuando aumenta la probabilidad de que quedes en cinta. —Sugirió, recibiendo un manotazo en su hombro.

—Eso estuve pensando, pero si lo dices me parece bochornoso.

—Yah, no tienes porqué sentirte de esa manera porque tarde o temprano tendríamos que tener esta conversación. Me alegra que me hayas preguntado y hayamos aclarado esto, así puedes quitarte esa duda y puedas estar más tranquilo, supongo que por ello te encontrabas muy a menudo en tus pensamientos. —Con un asentimiento de su parte, prosiguió. —Entonces podemos iniciar con ello.

—¡Alfa! —Regañó con su rostro aún más rojo, si es que era posible, propinándole otro golpe sobre su hombro.

Con otra carcajada, lo abrazó contra su cuerpo. —Está bien, ahora duerme tranquilo, omega. Es momento de descansar.

—Buenas noches, alfa.

—Buenas noches, omega.

Aún tendrían mucho tiempo por delante para agrandar su pequeña familia, dejaban en manos de la diosa luna su felicidad.

coffee. - geminifourthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora