Epílogo

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El sol brillaba intensamente mientras el avión descendía sobre Seúl, su destino para unas vacaciones de verano. Jay miró por la ventanilla, su corazón palpitando con emoción. Había pasado un tiempo desde la última vez que se subieron a un avión, y ahora estaban de regreso en Corea, no solo para descansar, sino para crear nuevos momentos con su pequeño Niki, quien tenía cuatro años.

Jay sonrió mientras miraba a su esposo y a su hijo. Jungwon estaba leyendo un libro a Niki, su voz suave y reconfortante, aunque Niki ya se había quedado dormido, acurrucado en el regazo de su padre. Esa imagen de tranquilidad, de hogar, lo llenaba de una paz que solo ellos podían darle.

Nunca imaginó que la vida les daría tanto. Pensar que ahora estaban viajando juntos a Corea para disfrutar de sus primeras vacaciones como familia, era casi surrealista. Hacía años que no iban a Corea, y esta vez sería especial. Los padres de Jungwon, después de tantos altibajos, finalmente habían encontrado un equilibrio con ellos. El nacimiento de Niki, con sus ojitos curiosos y su risa contagiosa, fue un punto de inflexión. Los padres de Jungwon, tan rígidos en sus expectativas, encontraron un nuevo propósito en su rol como abuelos. No era una relación perfecta, pero el respeto y el cariño que ahora compartían hacía que las diferencias del pasado parecieran pequeñas.

Mientras el avión descendía, el horizonte de Seúl comenzó a dibujarse. Jay suspiró, sintiendo la emoción de regresar después de tanto tiempo. Esta vez no era solo una visita. Estaban creando recuerdos que Niki atesoraría, y la idea de verlo explorar las calles de Corea del Sur con la misma curiosidad con la que veía el mundo lo llenaba de felicidad.

Y luego estaba Jake. Si alguien le hubiera dicho años atrás que Jake se mudaría a Corea con Heeseung, jamás lo habría creído. Jay aún recordaba la resistencia de su mejor amigo a la idea de dejar Australia, ese amor incondicional que Jake tenía por su tierra natal. Pero la vida tiene formas extrañas de sorprender. Jake y Heeseung ahora vivían en Seúl, felices y construyendo una vida juntos. Jay, a veces, aún se sorprendía de cómo todo había resultado para ellos. Ver a Jake completamente asentado, después de haber pensado que nunca lo haría, era algo que le llenaba de orgullo y alegría.

Observó a Jungwon acariciar suavemente el cabello de Niki, una sonrisa tierna dibujándose en su rostro. Jay sabía, en ese preciso momento, que no importaba dónde estuvieran, lo que realmente importaba era que estaban juntos. Jungwon era su hogar, el hombre que había elegido para pasar cada día de su vida, y ahora, con Niki, su familia estaba completa.

—¿Listo para nuestra aventura, amor? —susurró Jay mientras tomaba suavemente la mano de Jungwon, entrelazando sus dedos.

Jungwon lo miró con una sonrisa y asintió, mientras Niki se removía un poco, abriendo los ojos, aún adormilado.

—Estamos listos. —respondió Jungwon, con una sonrisa que lo llenaba de calma.

El avión finalmente tocó tierra, pero en el corazón de Jay, la verdadera aventura acababa de comenzar.

|finalmente, me despido de esta historia bien cursi que no podía sacarme de la cabeza, jsjsjsjs espero les haya gustado y quieran seguir leyendo mas de mis jaywon<3 juro que se vienen mas, vivo por las interacciones de esos dos<3 en fin, bye bye, sean felices y stan enhypen<3|

|finalmente, me despido de esta historia bien cursi que no podía sacarme de la cabeza, jsjsjsjs espero les haya gustado y quieran seguir leyendo mas de mis jaywon<3 juro que se vienen mas, vivo por las interacciones de esos dos<3 en fin, bye bye, ...

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