Séptimo capítulo El rescate

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Rick y Jhon lograron escapar del lugar y emprendieron el camino de regreso a su hogar. Jhon, siendo más joven, cargó al niño Marco en su espalda y corrieron por toda la montaña, sin parar hasta llegar a su destino. Cuando llegaron, las caras de los dos estaban pálidas, y la del pobre niño Marco parecía como si hubiera visto el infierno.

Agotados y asustados, se metieron en la única casa que tenía luz en el pueblo. Jhon intentó comunicarse por medio de radio, pero era imposible, nadie contestaba. Rick, por su parte, intentó hacer juegos con sus manos para calmar al niño Marco, aunque era un viejo gruñón de 60 años, ver a un niño tan pequeño como Marco le había hablado el corazón.

Después de unas horas, Jhon logró comunicarse por radio y escuchó que aviones mexicanos iban a llegar a rescatar gente de algunos pueblos. Rick le anunció a todos los del pueblo que debían ir al pueblo vecino para ser recogidos por el avión, que llegaría en 4 días.

Cuando llegó el día, todos estaban en camino, pero Rick se empezó a sentir mal y se cayó. Empezó a sentir mareos, tal vez por su avanzada edad y el estrés. Jhon se detuvo a su lado y le dijo: "Rick, no puedo dejar que te quedes atrás. Debemos seguir adelante". Rick asintió y se levantó con dificultad. "Sigue adelante, Jhon. Yo voy a intentar seguirte".

Pero Rick no podía seguir. Se cayó de nuevo y esta vez no se levantó. Jhon se arrodilló a su lado y le dijo: "Rick, no te rindas. Debemos seguir adelante". Rick abrió los ojos y miró a Jhon. "Lo siento, Jhon. No puedo más". Jhon se levantó y cargó a Rick en su espalda, junto con el niño Marco. "No te preocupes, Rick. Yo te llevaré a salvo". Y siguió adelante, con los dos en su espalda, hacia el pueblo vecino, donde los aviones mexicanos los esperaban para rescatarlos.

El soldado de la montaña Donde viven las historias. Descúbrelo ahora