"Lágrimas de Andrómeda" es un viaje poético a través de los pensamientos y emociones de una joven que se enfrenta a la vastedad del universo y las profundidades de su propio ser.
En cada poema, ella dibuja conexiones entre las estrellas y sus senti...
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En la vasta oscuridad donde las estrellas suspiran, me encuentro como Casiopea, en mi trono vacío, lejos del sol, donde mis sueños se retiran, en un reino helado que refleja mi frío.
Ella, la reina que desafió a los cielos, se sienta en su manto de constelaciones, pero yo, como ella, siento los desvelos, de decisiones que me dejaron sin emociones.
Años luz me separan de un amor dorado, de un beso cálido que jamás llegó, y aunque brillo en la noche, en mi ser he llorado, porque en la soledad es donde mi alma se perdió.
Casiopea, perdida en su orgullo y vanidad, ahora solo tiene estrellas como compañía, y yo, en mi propia cárcel de frialdad, busco en el vacío lo que nunca fue mío.
Cada estrella que rodea su figura congelada, es un eco del amor que no supe encontrar, y aunque el cielo me mire, en mi piel tatuada, siento el peso de la soledad, tan difícil de ocultar.
Soy Casiopea, en mi trono lejano, un reflejo de decisiones que me alejaron de todo, y en la noche eterna, extiendo mi mano, buscando calor en un mundo tan frío y sordo.
El sol, ese faro que nunca me alcanza, es el amor que siempre se mantuvo distante, y en mi soledad, mi corazón no descansa, pues anhela un abrazo que nunca fue constante.
Como Casiopea, giro en mi órbita de penas, una reina sin reino, un alma sin paz, y aunque las estrellas son mis cadenas, mi necesidad de compañía nunca se va.
Me identifico con su historia, su trono estrellado, porque el orgullo y la vanidad me llevaron aquí, y ahora, en este cielo donde todo ha quedado, siento el frío de un amor que nunca viví.
Así, en la soledad de mi propio abismo, veo en Casiopea mi reflejo, mi verdad, porque en la eternidad de este trono de lirismo, yace mi necesidad, y también mi soledad.