Ursa Mayor y Menor - La Prisión de una Segunda Opción

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LA PRISIÓN DE UNA SEGUNDA OPCIÓN

En la vastedad fría del cielo, donde las estrellas  parecen contar secretos que nadie pidió,  se encuentran dos osas, Ursa Mayor y Menor,  destinos que se enredan en hilos que el viento tejió

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En la vastedad fría del cielo, donde las estrellas 
parecen contar secretos que nadie pidió, 
se encuentran dos osas, Ursa Mayor y Menor, 
destinos que se enredan en hilos que el viento tejió.

Calisto, que alguna vez fue mujer, 
con sueños y deseos en su pecho, 
caminaba entre bosques sin saber, 
que su vida se rompería bajo el capricho de un dios sin derecho.

Zeus la miró, como un cazador que acecha, 
y en un instante robó lo que no le pertenecía, 
la belleza de su piel, la paz de su corazón, 
dejando solo cicatrices donde antes había alegría.

¿Qué es ser amada si no puedes elegir? 
¿Qué es desear cuando todo te es impuesto? 
Calisto, víctima de un amor que no pidió, 
fue arrojada al cielo, un exilio sin un gesto.

Ursa Mayor, Ursa Menor, brillan en la noche, 
pero ese brillo es una máscara, un disfraz, 
porque debajo de esa luz hay un grito ahogado, 
una historia de dolor que nunca se apaga, jamás.

Me veo en su reflejo, en su destino torcido, 
porque como Calisto, he sentido el peso de las cadenas, 
de amores que no elegí, de caminos que no tracé, 
de ser relegada a un segundo lugar, donde solo quedan penas.

El cielo, tan vasto y lleno de promesas, 
se convierte en prisión cuando no hay opción, 
y aunque las estrellas brillan con destreza, 
su luz no alcanza a calentar mi corazón.

Calisto, convertida en osa, 
condenada a vagar por la eternidad, 
como yo, que a menudo me encuentro perdida, 
en un mundo que no me deja volar con libertad.

No fue su elección estar entre las estrellas, 
no fue su deseo convertirse en mito, 
como yo no elegí amar y ser relegada, 
a vivir en la sombra, en el eco de un grito.

Ursa Mayor y Menor, símbolos de un dolor, 
de amores que no sanan, de deseos robados, 
me enseñan que no siempre el brillo es salvación, 
y que a veces, el cielo es solo un reflejo de lo que hemos dejado.

Así, en la noche oscura, me envuelvo en su historia, 
dejando que sus estrellas me susurren su verdad, 
que a veces, el amor es una cárcel dorada, 
y la libertad, un sueño que nunca será realidad.

– Nubia

Lágrimas de AndrómedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora