Ofiuco - Cuando el Amor te ciega

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CUANDO EL AMOR TE CIEGA

En la constelación de Ofiuco, donde las estrellastejen historias que el tiempo no puede borrar,se encuentra el eco de amores como los míos,  amores que envenenan, que solo saben devorar

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En la constelación de Ofiuco, donde las estrellas
tejen historias que el tiempo no puede borrar,
se encuentra el eco de amores como los míos, 
amores que envenenan, que solo saben devorar.

Perséfone, atrapada entre las sombras, 
tomó la mano de Hades, el rey oscuro, 
y aunque su amor brillaba en lo profundo, 
cada beso era veneno, cada caricia, un muro.

A veces, me veo en su mirada perdida, 
seducida por promesas que saben a hiel, 
porque yo también he amado en la penumbra, 
deseando un sol que nunca logré ver.

El amor que he dado, como una flor en invierno, 
se marchitó en las manos que nunca supieron cuidar, 
y aunque mi corazón latía con fuerza y deseo, 
solo encontré el frío de un abrazo sin hogar.

Persephone descendió al abismo por amor, 
pero se encontró prisionera en su propio querer, 
como yo, que entregué mi alma entera, 
solo para sentir cómo se empieza a romper.

Ofiuco, la serpiente enroscada en las estrellas, 
me recuerda los lazos que a veces atan, 
amores que parecen salvación en la noche, 
pero que lentamente, el espíritu desatan.

Ciega por el amor, como Perséfone en su sombra, 
seguí un camino que me llevó a la oscuridad, 
creyendo que en ese abismo encontraría la luz, 
pero solo hallé cadenas, un eco de soledad.

Y aunque cada momento con él parecía eterno, 
como los días de Perséfone junto a Hades, 
pronto comprendí que su amor era un invierno, 
un frío que quema, una dulce tempestad.

Ahora, Ofiuco me muestra su lección amarga, 
de que no todos los amores pueden ser curados, 
algunos se enredan en el pecho como serpientes, 
dejando el alma rota, los sueños ahogados.

Así, en la noche, al contemplar esta constelación, 
siento el peso de las cadenas invisibles, 
los amores que aprisionan en lugar de liberar, 
que dejan cicatrices donde había horizontes posibles.

Y aunque amé con todo lo que tenía dentro, 
como Perséfone, entregué mi corazón, 
encontré que no todo amor es un puerto seguro, 
a veces, es solo una tormenta sin perdón.

Ofiuco brilla en el cielo, recordándome su verdad, 
de que algunos amores, por más que los desees, 
no son más que sombras, una cruel realidad, 
una serpiente que en silencio te muerde y pereces.

- Nubia

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