Tauro - La Tristeza de un Amor Distante

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LA TRISTEZA DE UN AMOR DISTANTE

En la vastedad del cielo, donde Tauro resplandece,  encuentro la historia que refleja mi pesar,  la historia de Selene, cuya tristeza no se desvanece,  al amar a Endimión, sin poderlo alcanzar

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En la vastedad del cielo, donde Tauro resplandece, 
encuentro la historia que refleja mi pesar, 
la historia de Selene, cuya tristeza no se desvanece, 
al amar a Endimión, sin poderlo alcanzar.

Cada noche, como ella, contemplo las estrellas, 
y en su luz distante veo mi propia soledad, 
un amor que existe, pero sin ellas, 
sin la cercanía, sin la dulce realidad.

Selene, la luna, lo observa en su sueño eterno, 
como yo observo mis propios anhelos en vano, 
amando a alguien que se queda tan lejos, 
sin poder tocarlo, sin sentir su mano.

Me veo en su reflejo, en su amor condenado, 
a vivir en un cielo sin poder descender, 
como ella, anhelo un abrazo esperado, 
que en el frío de la noche no puedo obtener.

Mi corazón, como el suyo, se llena de una tristeza, 
de amar a alguien que no puedo compartir, 
de ver mis sentimientos sin la certeza 
de que algún día podré vivir.

En Tauro, veo la fuerza que intento encontrar, 
pero también la resignación que me consume, 
porque amar sin esperanza es como gritar 
al vacío, donde mi voz se esfuma.

Selene lo besa, en sus sueños lo alcanza, 
pero su amor es un susurro que el viento disuelve, 
y yo, en mi rincón, sin ninguna confianza, 
veo cómo mi propio amor se desenvuelve.

En la quietud de la noche, siento su dolor, 
el de amar y no ser correspondida en la vida, 
y aunque la luna lo cubra con su fulgor, 
es un amor que siempre quedará escondida.

Tauro brilla, pero su luz me recuerda 
que algunos amores están destinados a fallar, 
a quedarse en sueños, en una verdad incierta, 
sin nunca poder, juntos, caminar.

Así, en mi ventana, suspiro en silencio, 
con el mismo anhelo que Selene guardó, 
porque amar a distancia, en el tiempo inmenso, 
es la herida más profunda que el alma soportó.

Un amor imposible, un sueño jamás vivido, 
como el de Selene y Endimión, eterno y prohibido. 
Es la tristeza que llevo en mi pecho escondido, 
al amar sin esperanza, en un cielo dividido.

– Nubia.

Lágrimas de AndrómedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora